León, sin aviso, fue una ratonera
La mañana del primero de agosto acabó en caos en la capital de la provincia. Las obras, sin avisos ni planes policiales adecuados, generaron un colapso en toda la parte norte de la ciudad. Fueron cientos de conductores los afectados por un error de bulto que debe achacarse directamente a las autoridades municipales y a la gestión de la Policía Local, que tiene las competencias sobre el tráfico. Ni siquiera con un despliegue de agentes bien avanzada la mañana fue posible alcanzar una circulación normalizada. Parece claro que debe exigirse una mayor diligencia en la organización de las obras —evidentemente necesarias— en las calles de la ciudad y, de manera especial, en las arterias que resultan fundamentales para la movilidad de los ciudadanos. Lo ocurrido ayer, en temporada baja al faltar los desplazamientos más abundantes durante el periodo escolar, debe servir de aviso para futuras actuaciones.