Información veraz frente al ataque contra los derechos y libertades
La irrupción de internet en la sociedad ha generado un nuevo escenario, también en lo relativo a la información y la comunicación. Lamentablemente han sido, en demasiadas ocasiones, los partidos políticos los que han usado el dinero de las instituciones para engrasar aparatajes de todo tipo, disfrazados de medios comunicación, para promover informaciones que les eran favorables.
Existe un fango, eso es innegable, pero pertenece a un plano muy distinto al que ofrecen los medios de comunicación. La prensa libre es una garantía de los derechos y libertades de la ciudadanía. Así se reconoce en incontables estudios, documentos, declaraciones e incluso constituciones, como la española. El llamado ‘cuarto poder’ siempre ha sido incómodo y, como consecuencia, todos los regímenes con tendencias dictatoriales lo han intentado maniatar. Por ello, resulta lamentable, y ha generado una condena prácticamente unánime, la iniciativa del Gobierno de Pedro Sánchez para armarse con herramientas legales con las que intentar condicionar el ejercicio de ese derecho fundamental a la información que viene garantizado en el artículo 20 de la Constitución de 1978.
Existe una abundante jurisprudencia en España, que incluye condenas a periodistas o medios de comunicación que han sobrepasado los límites. Nadie debe criticar que la Justicia actúe contra los que mienten, los que acusan basándose en mentiras o los que directamente difaman. Eso también forma parte del equilibrio de poderes sobre el que se sustenta un Estado de Derecho.
La acción del Ejecutivo actual no debe salir adelante en el Parlamento. Y menos cuando se intenta encubrir las verdaderas intenciones aderezándolas con todo tipo de acciones mezclando asuntos de otros frentes legales. Eso sí que es lodo, mezclar cosas al más puro estilo de esas leyes ómnibus que suelen resultar tramposas, como se comprobó recientemente con los decretos-leyes de la era covid.
El ‘no’ a la mordaza que promueve Sánchez debe escucharse alto y claro. El siglo XXI devuelve la tentación totalitaria a demasiados políticos. La sociedad debe resistirse.