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Parece fuera de toda duda que las infraestructuras son un factor decisivo para el desarrollo de los diferentes territorios. Sobran ejemplos en la geografía nacional, algunos muy claros en la provincia de León, de zonas que por su aislamiento han acabado vaciadas. Por eso, la pugna por disponer de mejores servicios y transportes resulta fundamental para encarar el futuro. Ahora, ha llegado la ansiada implantación de la competencia en el ferrocarril. Las compañías low cost empiezan a usar las vías de Adif —pagadas con el dinero de todos— para que circulen sus convoyes. Los balances muestran su rotundo éxito. El incremento en un 250% de los usuarios del tren entre Madrid y Valladolid gracias a Ouigo avala el éxito de los billetes baratos. Pero territorios como León se quedan fuera de los planes de estas compañías generando una desigualdad que no debería mantenerse en el tiempo.