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Un estudio de la Fundación Oso Pardo (FOP) ha puesto en evidencia las deficiencias en seguridad que presentan las grandes infraestructuras viarias de la Cordillera Cantábrica para hacer frente a un aumento de población del oso pardo. No es baladí el informe, que alerta sobre la facilidad con la que un conductor puede toparse en plena autopista con un ejemplar desorientado, bien sea un oso o cualquier otro gran mamífero, en un encuentro del que ambos van a salir mal parados. El vallado de la AP-66 y de la A-6, en lo que concierne a León, no resiste un análisis de las condiciones que deben cumplir según el manual de referencia publicado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. El peligro, según la FOP, puede pasar de ser algo esporádico a convertirse en una situación habitual, con el consiguiente (e inasumible) coste que supondría para la seguridad vial.