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Más de 160 vehículos quedaron atrapados ayer en la A-66 a causa de un fuerte desprendimiento de rocas ocurrido a la altura del concejo asturiano de Lena y que ha obligado a cortar la circulación en ambos sentidos. No es la primera vez que la autopista que une León con Asturias a través de la cordillera sufre un derrabe de este tipo, aunque pocos han sido tan impactantes como el actual. Afortunadamente no ha habido que lamentar daños personales, una circunstancia que ha dependido del azar y no de las medidas de seguridad que deben ser extremas en una vía de alta montaña como la AP-66, sometida habitualmente a episodios de fuertes lluvias y de cambios de temperatura que afectan a la estabilidad de sus laderas. Es perentorio agilizar los trabajos para reabrir la autopista con las máximas garantías de seguridad en el tramo afectado y elaborar un mapa de riesgos de desprendimientos de todo el trazado. Pero hay que recordar que la AP-66 es también la vía de comunicación más utilizada hacia las comarcas de Luna, Babia y Laciana, que tienen el acceso cortado sin motivo aparente en el peaje de La Magdalena, desde donde desvían el tráfico por el Puerto de Pajares.