EDITORIAL
Agilidad contra el daño del derrumbe
Fueron los transportistas profesionales los primeros que alzaron la voz reclamando celeridad en las soluciones tras conocerse este domingo que un gran derrumbe de rocas y piedras colapsaba la AP-66 entre León y Asturias. Las respuestas iniciales parecen totalmente lógicas, al reclamar una necesaria prudencia para establecer soluciones que no generen situaciones de peligro. No llega con retirar los escombros sin más. Hace falta que se pongan en marcha medidas definitivas y que sean eficaces para que no se reproduzca nunca más lo ocurrido.
Pero de manera paralela a los trabajos con esos parámetros también resulta imprescindible que se plantee la demanda de alternativas. La llegada del invierno ha generado ya los primeros problemas. Parece fuera de toda duda que la N-630, en la zona de Pajares, no tiene capacidad para asumir todo el tráfico que cruza la Cordillera Cantábria. La habilitación del by pass en la AP-66 debería ponerse en marcha en cuanto sea posible. Y también debería trabajarse en el plano pluriinstitucional para repensar la habilización de alternativas por otros lugares, como podrían ser por el llamado puerto de Pinos, con una fórmula de diversificación del tráfico, al menos de los vehículos que no precisen una vía con unas prestaciones concretas por su volumen o peso.