EDITORIAL
Justicia y dinero para el mundo rural
La batalla para conseguir que los tendidos eléctricos paguen a los municipios por los que discurren se acerca a su final. Los ayuntamientos de Prioro y Boca de Huérgano ya tramitan las ordenanzas que les facilitarán las armas legales para empezar a percibir un dinero que se merecen en justicia puesto que, sobre su territorio, hay unos cables que no dejan de suponer un negocio y, por lo tanto, algo susceptible de aportar fondos a las arcas municipales en forma de tasas.
El proceso ha sido largo y complicado, y se merecen un reconocimiento los responsables de los ayuntamientos que se han implicado en una batalla que no ha sido fácil, en la que se acumulan los varapalos y los avances, siguiendo un tortuoso camino legal en el que finalmente han obtenido la victoria. En el ingente negocio de la eletricidad las cantidades que se deberán abonar como tasas apenas suponen cuotas residuales. Pero para los pequeños municipios, especialmente los de montaña, ese dinero es auténtico oro para poder impulsar obras y servicios que mejoren el bienestar de sus vecinos y visitantes. En esta especie de pugna de David y Goliat, más allá de las posibilidades de defensa de unos y otros, también hay diferencia entre la inmensa caja del que paga y las escaseces del que cobra.