Revulsivo a la vía muerta donde el tren de Feve languidece

Las vías hoy muertas por las que debería llegar el tren de Feve hasta la estación de Matallana, su destino lógico, marcaron ayer el recorrido de una multitudinaria protesta cuyo eco no puede dejarse perder. La Plataforma en Defensa del Tren de Vía Estrecha, que presume de apolítica y de ser un movimiento vecinal y social, concitó la presencia de alrededor de 6.000 personas convencidas de que la solución que llevan trece años esperando es sólo una decisión política. También de que prolongar varios años más el desenlace de este desdichado episodio no va a resolver los problemas a los que se enfrenta.

Por eso, una vez más, aunque ahora con un respaldo ciudadano indiscutible y que no puede ser ignorado, se reclaman con urgencia las reformas para que el tren que cose la montaña concluya su recorrido en el centro de la ciudad, y no deje a sus cada vez menos viajeros «en medio de la nada». Menos usuarios, pero no pocos: 150.000 al año, aunque antes eran 300.000 los que le daban vida.

La reivindicación no se limita sólo a la exigencia de que el ferrocarril recupere su salida y llegada en Padre Isla, como fue durante décadas; señala también al abandono que sufren los servicios. Retrasos, falta de paradas, averías,... Un olvido de gestión difícil de justificar, sobre todo cuando acaban de invertirse más de 20 millones de euros en remozar una línea que se aborta antes de alcanzar su destino.

El descalabro del tren de Feve no tiene sólo un responsable. PP y PSOE se señalan con el dedo, pero ambos han pasado por el Gobierno sin afrontar el problema. Ayer mismo la representación política fue exigua. Faltaron los principales responsables provinciales. El alcalde de León sí desfiló por la que defendió como vía verde para recular después en demanda de la reivindicación mayoritaria. De lo defendido días antes en el Senado apenas quedó el eco. No todo el mundo entendió que lo apolítico no exime de las responsabilidades.