Gamonetti

Si Antonio Gamoneda hubiera italianizado su nombre, quizá habría adelantado el reconocimiento general que hoy ya se le tributa a su obra y talla personal. Es más que evidente que Antoniutti Gamonetti tiene la innegable sonoridad propia de un barítono de campanillas en un cartel operístico de la Scala de Milán, de modo que suelo bromearle así al saludarle, ¡Antoniutiiii, bonyuuur!, y el bueno de Antonio me lo disculpa sonriendo al gamberrete que describe ahí la admiración y reverencia que se le debe y no la bromita cazurrona que va siempre agazapada con retranca zurda... y malina. Pero al final me quedo con el Gamoneda tan propio y tan familiar, tan asturiano y tan leonés, pues pacá y pallá del Pajares son muy comunes en las praderías no abonadas los gamonedos/gamoneus o las gamonedas donde crece en población más o menos densa una planta hermosa y altiva de bellas flores llamativas haciendo pinillo, el gamón , cuya raíz-tubérculo adoran los jabalíes hozándola y por eso también se aprovechó antaño para la dieta porcina. Planta de no pocas utilidades, al gamón le llama la botánica latina asphódelus (hablador divino) albus (blanco) y ya los griegos le describían los beneficios que guarda o la usaban en rituales, así que su significado le cae a Antonio como guante al apellido, pues sin duda es hablador de pluma retenida y rehorneada para que pierda en el fuego autocrítico lo superfluo y retórico y salga el verso limpio, diríase místico y medicinal.

Vino esto por no alcanzar a felicitarle en su cumpleaños el 30 de mayo bordando sus 92 tan pichi como se le ve y lúcido como nunca. Felicitá, Antoniutti, caro amico, te espera por delante pasar de los 100 en la senda que fijó Victoriano, el Crémer de tu fraternidad poética. Y porque has de saber, además, que te necesitamos (siempre que me preguntaron por qué coños me quedé en León, alegué razón poderosa: porque la provincia -así bautizó Antonio a la sala de exposiciones que hoy llaman Región, fíjáté- me tenía dos puntales dándome patria de coherencia y honradez, Gamoneda y Cordero del Campillo).