Diario de León

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Cuando peor se palpa la soledad es al comer y sentado uno en una mesa chica de restorán o casa de comidas totalmente solo, quizá leyendo prensa o tecleando el tiruliru, pero mudo de miradas, crudo el silencio y cocida la entraña. Comer solo es mucho peor que dormir solo; en el sueño uno no es consciente, no está, y hasta la ensoñación se te puebla de gente familiar o desconocida y de emociones encontradas, pero comiendo se multiplica la evidencia de la soledad y eso muerde. Además, comer en silencio va contra natura, es una aberración, por mucho que lo bendigan monjes de rigurosa observancia. Las cosas no saben ni nutren igual si no se comparten o concelebran (el hombre primitivo sólo avanzó en su evolución cuando empezó a comer en corro). Por eso siento una infinita pena al ver a una mujer mayor comer sola en restaurante o comedor, fijos los ojos en la faena del cubierto y sin querer echar la vista más allá de las esquinas del mantel. Y se pregunta uno si es madre y tiene hijos y, en ese caso, si están lejos, esquinados o ni se hablan, cosa frecuente en tiempo de lazos y quereres rotos. O quizá ella es de las que no se dejan gobernar mientras tengan resuello y bolsa, que en este caso se supone holgada si puede comer todos los días en ese mismo establecimiento por el trato recibido o lo familiar de la carta. Y es de suponer que también vive sola en su casa o piso y se cansó de cocinar en solateras, pues eso ni motiva ni emociona ni sabe; incluso dirá habérsele olvidado. Pero, tate, también podría ser la clásica vieja repugnantina con cuatro perras o dos pensiones que de nidiós se fía, ni de los suyos, ni tiene amigas... y ese gesto agri-ácido en su cara es aviso a navegantes. Y en estas, lamento no visualizar aquí a otra mujer mayor que también come hoy sola en la penumbra de su cocina, pasta y verduras, legumbre, quizá pollo pobre, rutina barata de quien no llega a fin de mes ni a los diecisiete grados en la salita. ¿Se sabe cuántas de nuestras abuelas están ahora mismo viviendo así, inmensamente solas y bajo una mantita devoradas por un sofá o butaca?...

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