Diario de León
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En el filo | R. Martínez-Simancas

Ya lo decía la mamá de Forrest Gump: «la vida es como una caja de bombones». Esta mañana de Reyes, día de cajas despanzurradas en el rellano de la escalera, me he acordado de la madre del señor Gump, -”con todos los respetos-”, y me he preguntado si la alegría para ser tal ha de venir envuelta con lacito.

Nos cuesta tanto encontrar la felicidad que, una vez al año, delegamos en una tradición la aparición de unos misteriosos regalos traídos por unos señores con camellos. Les llaman «magos» y tal debe ser su condición puesto que son capaces de entrar en todos los hogares y donde no dejan un juguete dejan una colonia o un socorrido jersey de pico.

Lo de las colonias sólo hay que ir al cine esta tarde para comprobar que España huele a «¡qué ilusión, muchas gracias!». Somos tan tímidos a la hora de mostrar sentimientos que hacemos una subcontrata con los Reyes Magos y les damos la responsabilidad de acertar a la primera. Demasiada angustia por su parte y escasa gallardía por la nuestra al seguir reclamando a unos ancianos que hagan lo que nosotros no sabemos: transmitir la felicidad sin pedir que nos la envuelvan con un lazo.

Aciertan más con los niños porque ellos se han tomado la molestia de escribir una carta, ponerla dentro de un sobre, buscar un sello y depositarla en un buzón -”algunos lo han hecho por Internet porque en Oriente también empiezan a dominar el Windows-”. Con los mayores nunca se sabe porque igual piden una cosa y al rato cambian de intención, aquí me gustaría ver a la madre del señor Gump (no a todo el mundo le gustan las cajas de bombones).

La mujer del célebre golfista estadounidense Tiger Woods ha respondido, encantada, que este año los Reyes Magos le van a traer trescientos millones de dólares. Toda una responsabilidad para los pajes reales que deberán tener cuidado con los asalta caminos. Nuestros políticos tienen deseos encontrados, para los otros han pedido carbón y para ellos mucha suerte; los Reyes Magos deben andarse con mucho cuidado: ¿el protocolo dice que deben pasar antes por el palacio de La Moncloa? ¿Si antes van a casa de Mariano Rajoy se puede molestar el Gobierno?

Para estos casos viene muy bien la ministra Bibiana Aido que es la benjamina del Gabinete y la que debe tener más frescos los recuerdos de una noche mágica. No se entiende que no haya nombrado, aunque fuera para unos días, un director general de caravanas reales. La misión del Gobierno es facilitar la igualdad de oportunidades entre los españoles, no vaya a ser que los pajes por ahorrar hayan cogido billete en una compañía de bajo coste y se queden tirados en una escala.

La vida es una caja, tenía mucha razón esa señora que con tan buenos principios sacó a su hijo adelante. Lo importante es que una vez recogidas no se acaben las ganas de agradar, ni se termine el deseo de compartir. Lo mágico es hacer de este día el argumento de todo el año.

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