¿Universitas?
Historias del reino margarita torres
Los presidentes de la Junta de Castilla y León y la Xunta de Galicia se han reunido para valorar distintas pos ibilidades de cooperación de aquí al futuro. Apuestan por crear una Euroregión, esto es: lo mismo que desde hace años ciertos sectores sociales leoneses propusieron para aprovechar el apoyo comunitario europeo. La vinculación de las provincias de León, Zamora y Salamanca, con el ámbito de Tras-os-Montes, fue una de las sugerencias que en su momento defendieron algunos ciudadanos para desdén de los políticos. Ahora, en cambio, con el empuje gallego -será por lo del Camino de Santiago que nos hermana-, se baraja esta opción. A pesar de las notabilísimas diferencias de renta, población, etc. que separan a unas provincias de otras en Castillileón, a la hora de extraer beneficio a costa del pobre, pues se le exhibe. Confieso que, aunque tarde, parece oportuno este tren que llega y al que espero nos dejen llevar en calidad de maquinistas a los que más experiencia tenemos en esto de encabezar por la cola las tablas de demografía y riqueza: leoneses y zamoranos. Sea pues bienvenido. Al menos en esta propuesta de negociación y marco de inicio de conversaciones, a la que se llama «protocolo de colaboración», se contemplan nueve sobre nueve desde Castillileón. Sin embargo, no se valora esa misma cuenta a la hora de apostar por la excelencia universitaria, que tantas buenas cabezas ha dado en esta misma bendita tierra desde que Alfonso IX de León creara la de Salamanca allá por los comienzos del siglo XIII.
Para Herrera y Núñez Feijoo, impulsar un espacio de excelencia supone apoyar y vincular, en una especie de club exclusivo con derecho de admisión, a las instituciones «de mayor solera»: Salamanca y Valladolid por Castillileón. Fuera dejan para siempre a Burgos y León. Olvidan estas mentes pensantes, tan gustosas del sabor añejo, que algunos vinos jóvenes merecen premios internacionales y que no todas las añadas, por muy medievales que sean, superan en calidad a otras menos antiguas, o dejan de picarse. Salamanca y Valladolid merecen, per se, respeto. El mismo que León, capaz de convertir a su Facultad de Veterinaria en la mejor de España, en uno de los referentes europeos en calidad. Una joven universidad, sí, pero que ya ha superado la mayoría de edad con creces, en la que se alzan nombre propios con «mayor solera» como el del insigne Miguel Cordero del Campillo, o el Académico de la Lengua Salvador Gutiérrez; que en algunas especialidades de las Ciencias Biológicas y Ambientales ocupa un quinto puesto en el país, que en otros baremos de esos que tanto gustan de manejar algunos, León se alza en inmejorables puestos en calidad docente e investigadora.
En el año jacobeo que comenzamos, apostar por unos hitos universitarios olvidando otros nos parece digno de más de una reflexión reposada. Ni Galicia es sólo Santiago, pues deja fuera La Coruña y Vigo, ni en Castillileón existen sólo Salamanca y Valladolid, olvidand o Burgos y León. ¿Acaso pretenden que también emigren los jóvenes que deseen estudiar una carrera con cierto porvenir? Vuélvanlo a pensar, anden.