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Tribuna | Asociación Leonesa Simone de Beauvoir

Después de leer el artículo de Cristina Fanjul publicado en el Diario de León el día 2 de Enero de 2010, bajo el título «Género», la Asociación «Simone de Beauvoir», que lleva más de 20 años trabajando con mujeres maltratadas, no puede menos que expresar su asombro y perplejidad y nos sentimos obligadas a exponer una serie de reflexiones básicas y que a estas alturas de la historia deberían ser conocidas, respetadas e incorporadas en el manual de estilo de toda persona que trabaje en un medio de comunicación. Trabajar por la igualdad entre mujeres y hombres es la forma de luchar contra la violencia machista. En una sociedad en la que existe la desigualdad entre mujeres y hombres surge la violencia contra las mujeres, que es la consecuencia y la manifestación más intolerable de la dis criminación sexista. El origen de toda violencia es un sentimiento de superioridad y de dominio frente al «otro».

A lo largo de la historia de la humanidad las diferencias biológicas entre los sexos se han traducido en desigualdades entre hombres y mujeres a la hora de participar en la sociedad, resultando las mujeres las más desfavorecidas. La sociedad lleva siglos practicando la desigualdad entre hombres y mujeres y los usos y costumbres tienden a mantener esta situación; las leyes y normas penalizan la discriminación por razón de sexo pero es necesario trabajar por un cambio profundo en nuestros valores e ideas que hacen que se mantengan las desigualdades. La desigualdad se observa en todos los ámbitos de la vida y las relaciones y una de ellas es el lenguaje. Un filósofo y lingüista austriaco ya decía al comienzo del siglo XX que «los límites del lenguaje son los límites del pensamiento. A través del lenguaje nombramos la realidad, la interpretamos y la creamos simbólicamente».

El lenguaje es el medio de comunicación verbal por excelencia y se puede definir como el instrumento principal mediante el cual se trasmite conocimiento y se presenta el mundo en que vivimos. Es una herramienta que nos enseña a pensar de un determinado modo y que nos sirve para relacionarnos. El lenguaje identifica lo que es femenino y lo que es masculino; lo que se nombra y lo que no se nombra; lo que está permitido y lo que está prohibido. El lenguaje no es por tanto neutral sino que está lleno de matices y de intenciones.

El lenguaje es la herramienta de comunicación humana más potente, a través de la cual se trasmite el sexismo. Hombres y mujeres no están representados en condiciones de igualdad en el mensaje y este hecho contribuye a mantener la desigualdad en nuestra sociedad. Es por tanto muy importante conocer los mecanismos mediante los cuales podemos construir un lenguaje que trasmita ideas de equilibrio e igualdad entre hombres y mujeres ya que esto puede cambiar nuestras ideas y mejorar nuestra cultura. ¿Qué se entiende por sexismo lingüístico?, o ¿qué es un lenguaje sexista?: el que utiliza palabras o estructuras que discriminan a la mujer y que por ser también, el lenguaje un instrumento de poder, perpetua la jerarquía en función del sexo, lo que se conoce como cultura androcéntrica.

( Androcentrismo : Modelo social que pone como prototipo lo masculino). Considera la experiencia de los hombres superior y universal sin tener en cuenta lo que las mujeres aportan como experiencias propias, es decir, considerar al hombre como centro. El androcentrismo se considera un punto de vista, frente al sexismo que se considera una actitud. Es causa y también origen de usos lingüísticos determinados que son absolutamente androcéntricos. El mas importante de los usos es utilizar el masculino como falso genérico, que refuerza el punto de vista androcéntrico y hace invisibles a las mujeres.

El sexismo en el lenguaje comenzó a combatirse a nivel internacional a partir de la 1ª Conferencia Mundial sobre la Mujer, celebrada en Méjico en 1975. Ha llovido mucho desde entonces, y se han hecho muchos esfuerzos para modificarlo, y es por estos motivos por lo que manifestamos no solo la aprobación sino la satisfacción de que la Concejala Teresa Gutiérrez haga realidad (aunque sea en una pequeña parcela) esta reivindicación que por otra parte está reflejada como objetivos en todas las leyes y planes de igualdad no solo a nivel nacional sino también regional y local. Conseguir un lenguaje no sexista es posible que no sea la batalla más importante o definitiva para lograr esta igualdad, pero sí que es la más sencilla, ya que está en manos de todos y de todas el dotar de visibilidad al 51% de la población.

Lograr que los textos y los documentos con lenguaje no sexista sean habituales implica una preocupación por las personas, además de ser un vehículo de formación en la igualdad, y permite visibilizar los avances de las mujeres dentro de la sociedad, al exigir que estos se contemplen y se reflejen en la lengua. El lenguaje debe hacer constar una realidad, cambiar el androcentrismo por igualdad, llamar a las cosas por su nombre y dar visibilidad a una realidad que existe.

Un lenguaje no sexista seria aquel que:- no nos confunde con su mensaje, incluye y hace visible a ambos sexos, valora por igual a mujeres y a hombres, le da la palabra a todas las personas.

Para finalizar queremos decir a Cristina Fanjul que, aunque no esté de acuerdo con estos argumentos, podría mostrar un mínimo de respeto y no construir sus alegatos desde el insulto y el desprecio. Pero le sugerimos que nunca olvide que la evolución de la mujer y los derechos conseguidos en los aspectos económicos, laborales, sociales, familiares, políticos-¦. (de los que también ella hace us o) se ha debido a la lucha de muchas mujeres a lo largo de la historia. Este es nuestro tiempo y ahora nos toca a nosotras. Todavía queda mucho por hacer.

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