Diario de León

la opinión del lector (II)

Un terremoto didáctico

Publicado por
Ilia Galán. correo electrónico
León

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Érase una vez una isla paradisíaca en medio del Caribe. Pasaron los siglos y un terremoto, como los que antes se producían sin dañar apenas a las chozas de madera, había convertido un extremo de la isla en noticia y espanto del mundo. Ahora se dividía en dos países. Uno, del tercer mundo, la República Dominicana, recordando al santo que forjó su cultura, y el otro Haití, del inframundo. Los dominicanos, más bien pobres, eran siete veces más ricos que sus vecinos, descendientes de esclavos negros. Las tierras bendecidas por Santo Domingo siguen albergando paraísos entre palmerales y selvas preciosas; la zona negra donde reina el vudú es un desierto miserable, un desastre ecológico. ¿Qué había pasado? Lograron la independencia y el autogobierno con revueltas de analfabetos, sin Ilustración. El contraste con su país vecino demuestra cómo los seres humanos pueden vivir el infierno o el cielo según se organicen. El país más pobre de América y uno de los más pobres del mundo sobrevive en un caos mental de supersticiones que forjan el vudú, en lucha contra el cristianismo, que es el que practican sus países vecinos, inmensamente más ricos y evolucionados. No pueden echar la culpa a los antiguos imperios ni a EEUU sino a la madre Tierra a quien veneran y a sus propios dirigentes; muchas revueltas y diversos déspotas han configurado su triste historia. Mejor hubieran estado sin duda invadidos, como parte del coloso norteamericano, al estilo de Puerto Rico. Ahora los EEUU envían diez mil soldados para poner orden entre las bandas que se pelean sobre sus ruinas, para permitir que lleguen las ayudas y la comida que caritativas almas de todo el mundo envían. Francia protesta como si fuese una invasión y porque no han consultado antes a la burocrática ONU. Miles seguirían muriendo bajo los escombros del terremoto que les ha devastado. Interesante lección para los bobalicones que viven nutriéndose de dogmas políticos. Lo mejor que podría ocurrirles a los haitianos es que los norteamericanos les anexionasen y así podrían construir edificios preparados para los temblores, tener educación, salud y democracia... Triste didáctica la de un terremoto, pero también decían los romanos que la letra con sangre entra, los cristianos que sin cruz no hay resurrección.

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