OPINIÓN
Universidad, un agujero negro, pero muy negro
Tribuna | Aurelio Rubio Martínez
Vicepresidente del Círculo Empresarial Leonés
Sabe el lector -ya nos los enseñara Carl Sagan en aquel excepcional Cosmos, la maravillosa serie de los ochenta- que un agujero negro es una región del espacio infinito que acumula tal concentración de masa en su interior y con enorme densidad, que provoca un campo gravitatorio tal que ninguna partícula, ni siquiera la luz, pueden escapar de dicha región. Un traga todo insaciable y sin solución, vamos. Algo así ocurre con las Universidades Públicas en Castilla y León. El Presupuesto Autonómico le echa de comer euros a paladas, como a aquellas locomotoras de comienzos del siglo pasado, que se convierten en un humo negro que se llevan los vientos.
Esta semana nos desayunamos con la noticia en estas páginas de que nuestra Universitas Legionensis no sólo se ha fundido siete años (desde 2003) unos 44,7 millones de Euros (desde los +17,4 a lo -27,3 millones de euros que reconoce la Junta) y todo esto con el agravante de haberse merendado en paralelo el patrimonio de suelo (PAU de Vagazana) por el camino. Vamos, que ríete tú de lo de Madoff. Pero dejemos a la ULE y sus actuales gestores tranquilos, que ya bastante tienen para ellos. Aunque sólo sea para explicar donde está la pasta: no en nuevas titulaciones; no en mayor número de estudiantes; no en mejor posicionamiento de la ULE en el contexto nacional (en el Europeo ya vamos mejor a ni plantearlo…). ¿Dónde? Es un cuerpo celeste, un agujero negro. Las Universidades americanas y de algunos otros lugares avanzados se rigen, como también el lector sabe, por una eficaz gestión privada que además consigue que sean lo que deben ser: cunas del I+D+i y de la transferencia tecnológica a la sociedad civil.
Ahora vamos a aderezar esta ensalada del despropósito patrio en la gestión de las finanzas públicas con situaciones muy reveladoras, como la de reiteradas adjudicaciones de concursos públicos en competencia con el sector privado (y, por tanto, con los puestos de trabajo que las empresas tienen responsabilidad de generar y defender) a favor del sistema universitario de Castilla y León: la Universidad de Valladolid, ¡vaya sorpresa para los leoneses!, a través de su fundación, se han adjudicado en 2009 —aunque dicen ser una entidad sin ánimo de lucro— en al menos 1,3 millones de euros, imposibilitando el que llegaran a las empresas y, por tanto, al circuito económico de base. Con la que está cayendo… ¿puede una empresa cualquiera competir en igualdad de condiciones con una Universidad, sus recursos y su personal que nos endeuda a todos los contribuyentes y a nuestros hijos?. ¿Es ético que se aplique una política de «Juan Palomo» en las compras públicas? ¿Financiación ilegal del sistema universitario por vía de ingresos no ordinarios? No afirmo nada. Sólo pregunto. Y pregunto desde estas líneas porque por el canal ordinario se me responde con silencio administrativo.
Como ya me he expresado a un alto cargo no hace mucho tiempo: si el modelo es el de «todo función pública; función pública para todo» les sugiero a mis colegas empresarios y a sus trabajadores, que participan como proveedores de algunas Administraciones Públicas: dejaros de buscar licitaciones, mejor todos mirar oposiciones. Luego, a la hora de buscar «paganos» para los impuestos, salga el sol por donde quiera. Castilla y León es páramo económico (lo dice Moody´s), pero gracias a nuestros administradores, vamos —irremediablemente— camino de desierto.