OPINIÓN | AL TRASLUZ
¡Viva el bisabuelo!
El Gobierno quiere fijar en los 67 años la edad de jubilación. En principio, sería para los nacidos a partir de 1959. ¡Siempre mantuve que 1958 era un buen año para nacer!, exclamé. Pero lo cierto es que en la letra pequeña se dice que tampoco nos libraremos. No es que tenga prisa en cerrar el quiosco e irme a jugar a la petanca, pero visto como se las gasta la condición humana, y no sólo en las relaciones laborales, lo mejor es hacer un gran mutis cuanto antes y dejar la jungla a las bestias, que necesitan mucho espacio para lo suyo, que no es precisamente la fraternidad universal. Ahora bien, no todas las profesiones ofrecen las mismas posibilidades de prolongación. Georgie Dann era ya un anciano cuando yo era niño, y ahí sigue, metido en formol, componiendo obras maestras de vanguardia estival. Tiziano pintó sus mejores desnudos a los 80 años, pero eran sus discípulos quienes vestían y desvestían a las modelos, tarea agotadora que a él últimamente le sobrepasaba. Salvo vitalidades extraordinarias, a partir de cierta edad el cuerpo ya te pide vacación diaria, que no implica guardar el cerebro en el trastero, ni arrojar el corazón al fondo del mar. Llega un día en el que no estás para seguir interpretando a James Bond, ni siquiera con doble, y debes plantearte papeles más tranquilos, pongamos en una de Tarantino. Al parecer, se necesitan más contribuyentes, y el Partido Popular alega que eso se consigue con más empleo, no poniendo al bisabuelo a hacer triples mortales. En fin, no sé, no sé Hay una canción de The Beatles que preguntaba desde su título When i´m sixty four? (¿Me querrás cuando tenga 64 años?). Mi mujer asegura que sí, y la creo, otro cantar es si me querrán aún en la oficina. Y tú, lector ¿querrás leerme cuando ya me patinen los adjetivos?