Por las obras de las obras

León parece una ciudad sitiada, por las obras que abren su suelo. Parece como si en Poridad se hubieran puesto de acuerdo para conseguir por las bravas que dejemos el coche en casa. Así los atascos se suceden en las principales vías de la capital y todos parecen resignarse a la lentitud de la tortuga esperando poder sobrevivir al caos circulatorio.

Lo curioso es que mientras unas obras se espera que sirvan para algo, otras ya se sabe que no van a servir para nada y tienen fecha de caducidad más o menos próxima. Me refiero a las de Fernández Ladreda, de las que tan satisfecho se muestra el Consistorio y dice que también lo están los vecinos, a tenor de haber salido ayer en la foto con la Federación de Vecinos Rey Ordoño, que parece que es a quien consideran único interlocutor válido para que los ciudadanos nos enteremos de las obras con las que nos premian. Pues yo creo que hay otras muchas maneras de hacerlo saber a la ciudadanía, a la espera de recibir la comunicación de la federación citada. También dicen en el Ayuntamiento que los vecinos de Fernández Ladreda están satisfechos con lo que les han dejado por calle. Yo todavía no he visto a ninguno dar saltos de alegría, pero en mi poder tengo algunas cartas de vecinos que me piden que escriba sobre «la aberración urbanística que se está acometiendo en esta calle», me dice uno. Se lamentan de la semipeatonalización de la calle, del peligro que para los peatones supone bajarse del autobús en el centro de la calzada, de los atascos que se forman por la fila india de coches y que impiden salir de José Aguado o de Fray Luis de León... Pero, vamos, que los vecinos están como unas castañuelas según los munícipes (pero no dicen nada de los comerciantes de la zona). Espero que lo comprueben en las próximas elecciones, a ver si así se enteran.