La compañera

Anna Ferrer, esposa y compañera de Vicente Ferrer en su aventura vital por un mundo mejor, representa su mejor herencia para administrar un legado de dos millones y medio de personas socorridas por su obra de escuelas, hospitales y embalses. Apenas le ha quedado tiempo para el luto porque el trabajo pendiente es inmenso. Pero Anna ya reflejó en el libro Un pacto de amo r que su vida sólo tendría sentido por el compromiso con la obra de su esposo y compañero. A medida que pasa el tiempo desde la muerte de Vicente Ferrer se hace engrandece la figura de este hombre fuera de serie, comprometido hasta el fin con la causa de los más desfavorecidos. Con su ejemplo nos recuerda de lo que es capaz un hombre, un solo hombre, cuando ata su destino, con un tesón insobornable, a una causa noble.