Diario de León
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Al margen | fermín bocos

Es fácil enfadarse; pero enfadarse con quien hay que enfadarse y cuando hay que enfadarse, no es tan fácil. Pero a veces hay que hacerlo. Este recuerdo de la sabiduría de Homero en el decir de Ulises -recomendando, a un tiempo, temple y decisión- a su hijo Telémaco, me ha venido a la cabeza al hilo del debate abierto estos días acerca de la oportunidad o no de que el Partido Popular plantee una moción de censura al Gobierno que preside Rodríguez Zapatero. Sabemos ya por boca del propio Rajoy que su partido no tiene intención de tocar esta tecla, ya que «presentaría una moción de censura si pudiera ganarla», ha dicho.

Y se ha quedado ahí, constatando la limitación de su fuerza parlamentaria actual y sin siquiera intentar llegar a posibles apoyos (Convergencia y Unión, Coalición Canaria, UPN) grupos que, pese a sus diferencias tácticas, pertenecen a la misma familia ideológica que el PP. Recordemos: en la primera legislatura de Aznar, CiU fue el puntal parlamentario de los populares; con los navarros han sido socios durante años y con los canarios gobiernan hoy en el archipiélago. Visto como van las encuestas, aun en el caso de que no le salieran los números parlamentarios, desde un punto de vista táctico, Rajoy no debería haber sido tan explícito en la confesión de su debilidad parlamentaria y limitaciones políticas anejas. Menos aún en un momento económico y social tan delicado como el presente en el que la pérdida de credibilidad de Zapatero y la mengua de confianza de los ciudadanos en el Gobierno que preside parece estar reclamando nuevos actores sobre el escenario. Actores políticos capaces de anteponer los intereses del común a las cautelas partidistas. Cuesta entender, ya digo, que estando las cosas como están -paro por millones, déficit por las nubes, deuda asfixiante- quien aspira a gobernar se contente con esperar sentado contemplando el deterioro de su antagonista y limitando su acción al papel de comentarista de la vida política nacional. No le vendría mal releer a Homero.

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