Corremos más que el tiempo

Mar de fondo | carmen tapia

El tiempo. La vida atesora el mayor misterio escondido en el tiempo, el que se escurre entre los dedos, al que apenas prestamos atención ocupados en llegar a ninguna parte, en hacer y deshacer caducidades. como el conejo blanco del cuento Alicia en el País de las Maravillas , de Lewis Carroll, un personaje que corre y corre y nunca llega a su destino. Una reflexión al sentido de las prisas. «El tiempo es el mejor autor: siempre encuentra un final perfecto», dijo Charles Chaplin. Pero la sociedad actual da poco crédito al final perfecto. Importa el aquí y ahora, sin más reflexión. El auge de los medios de comunicación digitales, el incremento de las redes sociales, como facebook o tuenti, distribuyen información de manera instantánea a cualquier parte del mundo. Información dirigida y, pese a lo que aparentemente pueda parecer, información maquillada. La fotógrafa argentina de origen leonés, Álvarez Errecalde, me hacía notar hace unos días que con el auge de los medios tecnológicos, donde se archivan las fotos perfectas, han desaparecido de las casas los álbumes fotográficos familiares. En estos libros se recopilaban cientos de fotos, resumen de una vida, algunas borrosas, otras desencuadradas, varias algo movidas, las más con gestos poco favorecedores. Pero ahí estaban, pegadas a la realidad. Pese a que reconozco el peso del pasado en nuestra vida, soy de las que piensan que somos lo que nos queda por vivir. La idea del futuro mueve nuestros actos de hoy y marca cada una de nuestras elecciones, que dejan atrás miles de vidas no vividas. Y el fruto de estas elecciones son perceptibles con el tiempo. De nada sirve correr. Con tiempo, con el del futuro, más que con el del pasado, podemos escribir nuestra propia historia y la clave es la elección, siempre podemos elegir y, querida Ana, hace tiempo que la vida me enseñó que de nada sirve correr como lobos.