Cerrar
Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

Al margen | isaías lafuente

E l miércoles estaba viendo el Telediario con mi hijo. La escena suele repetirse porque para él ver a Pepa Bueno es una especie de peaje obligatorio para zambullirse después en El Hormiguero; de hecho, la noticia más impactante puede verse interrumpida cuando el zapping detecta que Pablo Motos aparece en escena. Pero algunas veces se manifiesta si una información le llama la atención. Eso pasó. Después de ver la crónica sobre el debate entre Zapatero y Rajoy, con su apasionado duelo dialéctico, mi hijo va y me pregunta: ¿papá, para qué sirve la política?

A esa hora ya había visto el debate y había escuchado una completa serie de sesudas opiniones sobre su desarrollo, pero ninguna de ellas me pareció más certera que la que mi hijo formuló escondida en esa inocente pero profunda pregunta. Me deslumbró su puntería, pero me inquietó que un niño de 10 años, criado en la democracia, pueda plantearse algo así. Sus padres, que nacimos a lomos de la dictadura, sabemos muy bien para qué sirve la política. Lo aprendimos de una generación que tuvo la altura de miras como para desmontar el franquismo y buscar territorios de encuentro sobre los que cimentar la democracia. A esa misma generación nacida en los 60 pertenecen quienes hoy nos gobiernan o aspiran a hacerlo. Y sin poner en duda su buena voluntad convendremos que algo deben de estar haciendo rematadamente mal cuando un ciudadano de diez años, después de verlos actuar, se pregunta sobre la necesidad de su oficio. Porque estos chavalillos son los que se tendrán que jubilar más tarde, los que con su trabajo deberán sufragar la monumental deuda acumulada por esta crisis, los que tendrán que pelear para encontrar trabajo en un mercado menguante. No parece nada bueno que lo que aprenden nuestros niños en Educación para la Ciudadanía puedan ponerlo en duda cuando ven después un telediario.

Cargando contenidos...