Diario de León
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En el filo | R. Martínez-Simancas

S e lamenta el presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero, de la imagen que están dando los medios de comunicación de la clase política. Y, para mayor contundencia, José Bono se reunió con los principales editores españoles para decirles eso, que los políticos son buena gente y que no hay que ser malos con ellos; justo el mismo argumento llorón que utilizó la portavoz del Grupo Popular en el Congreso, Soraya Sáenz de Santamaría, para justificar el accidente de Nacho Uriarte: «Es un buen chico, ha sufrido mucho y estoy segura de que será mejor político después de esto».

Como diría Groucho Marx: «Disculpen que les llame caballeros, pero es que todavía no les conozco lo suficiente». Nos toman por alelados ciudadanos, por toligos del bote, por anacardos encebollados. Ignora el presidente del Congreso de los Diputados que en el CIS la clase política es el cuarto problema que tienen los españoles; es decir, ellos. Y que para mejorar su imagen hacen más bien poco, o casi nada, y que cuando no son cincuenta días de vacaciones en Navidad son otros tantos pilles, coches oficiales, prebendas, entradas a conciertos, comidas pagadas, viajes por la patilla y así hasta enumerar una serie de privilegios que para sí los quisiera un príncipe renacentista. Y el problema no es denunciar esa corruptela consentida sino que a los diputados les miran mal por la calle, apenas eso.

Después de la comida con los editores, José Bono hizo el segundo acto de su particular «auto sacramental» en los pasillos del Congreso donde volvió a esgrimir el sermón de los siete perdones, llegando a decir que por culpa de la prensa los ciudadanos se enteran de algunos defectos de sus políticos -”bendita prensa libre que permite conocer de qué calaña son algunos-”. Justo en ese momento de sinceridad paternal se abrían al público los datos de senadores y diputados en Internet.

Cualquier persona puede acceder a ellos y podrá comprobar sus chanchullos, tertulias y pagas triples. Incluso podrán ver cómo Luis Bárcenas mantiene todavía su cargo de tesorero del Partido Popular o cómo Elena Salgado no se ha preocupado por actualizar lo suyo, -”figura como titular de la cartera de Administraciones Públicas, ¡qué antigüedad!-”.

Si unimos las palabras de Bono a los deseos del presidente del Gobierno de crear una comisión por cualquier motivo, llegaremos a la conclusión de que nos han tomado por alumnos de colegio. Hemos vuelto a la edad del COU y Bono es el delegado de curso, Zapatero el profesor de Literatura, Bárcenas de Matemáticas, Camps de Economía, Rubalcaba de Formación del Espíritu Nacional, Ricardo Costa de Etica, Montilla de Lengua y De la Vega de Ciencias (Ocultas).

El premio -”si nos portamos bien-” es llevarnos de viaje de fin de curso a la isla de Mallorca que es a lo único que podemos aspirar con la crisis. Antes deberemos vender sus papeletas, las que Bono nos colo ca para rifar este jamón de bellota.

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