La opinión del lector

Marzo en León. Aquí no cambia ni el tiempo

No se asusten los lectores, que no voy a escribir otra vez sobre la fuente de san Marcelo. Ya llegará el día en que pueda dormir tranquilo Carlos III. Ni sobre «Quinto levanta, tira de la… baldosa en la calle Ancha». Ni tampoco de lo mal que nos trata el Ayuntamiento a los que vivimos en calles apellidadas Fernández, como son las de José María Fernández o Fernández Ladreda, que pronto se convertirán en guetos, donde residirán como «okupas» los recién llegados en pateras de África y que, aunque no encuentren trabajo fácilmente, al menos tendrán donde cobijarse, ya que los antiguos vecinos tendremos que emigrar como antaño, a Alemania, o a otros lugares menos inhóspitos, ya que aislados del resto de la ciudad y con el comercio hundido es duro vivir en ellas.

Paso también del tema de las obras que están paralizadas en León desde hace meses, e incluso años, unas veces porque no acaban de derribar las casas viejas, teniendo en sus paredes anunciada la próxima construcción por la empresa correspondiente. Otras, aunque ya ha habido derribo, se demora la nueva construcción una eternidad, afeando de manera lamentable el lugar. Por último las que han superado estas dos fases y ya han comenzado con brío el nuevo edificio, cuando han hecho tres o cuatro plantas, se paran de repente dejando abandonados los materiales y las grúas durante tiempo indefinido y no sólo en barrios periféricos sino en bastantes calles céntricas, ni se me ocurre hablar de los carriles bicis, tan útiles en Holanda y otros países de centro-Europa , donde la bici es el vehículo más usado, pero que aquí son un peligro para los ciclistas, automovilistas y motoristas, porque están hechos a trozos, estorbando con grandes bordillos la circulación. Como también estorbará en su día el tranvía, por moderno que sea.

El pobre Gaudí cerrará los ojos cuando lo vea pasar desde su banco de la acera de Botines, porque le traerá malos recuerdos. Ni diré nada del «relojito» de Santo Domingo, que ya no invita a citarse a las parejas. Ni mentaré la escasez de bomberos existentes en la ciudad. Ni tampoco de la abundante extensión dedicada a la zona azul: «paga y calla». Ni quiero mencionar a los sufridos vendedores del Rastro, que en estos últimos días de invierno frío y lluvioso no venden apenas nada, pues con mal tiempo la gente no acude al descampado que les ha adjudicado el Ayuntamiento.

Entonces… de qué voy a hablar… Pues ya sé; de lo que es más actual en estos momentos. Del tiempo. ¡Qué invierno más gélido estamos teniendo! Llueve, nieva, hiela… ¿será verdad que se está calentando la tierra con el cambio climático? No parece congruente, pero esperemos que lleguen tiempos mejores en todos los aspectos.

Manuel Alonso Pérez león

Ausencias extrañas

Resulta muy extraño que no se requiera la presencia en investigaciones y otras diferentes actividades del extraordinario medievalista leonés, don Carlos Estepa Díez para que los leoneses podamos conocer mejor el hecho histórico de las Cortes Leonesas celebradas en San Isidoro en 1188 y de todo lo relativo a la historia del Reino de León, temas que están tan presentes en estos momentos en los medios de comunicación. A muchos leoneses nos gustaría contar con su presencia y su saber.

Emma Julia Cordero. león

Acera inconclusa en La Serna

Desde hace tiempo que los viandantes que caminamos por La Serna estamos cada vez más alarmados porque no se concluye la acera de la margen izquierda, en el pequeño tramo de la finca nº 121, que invade con su linde hasta el límite mismo de la calzada, donde circulan vehículos a más de 60 kilómetros por hora, de manera que los peatones rozamos —de frente y de espalda— con los vehículos. Esto se ha complicado últimamente con la marcación de la línea blanca lateral así como con el acceso de carruajes (sin placa que lo autorice) a la finca. Se reclama pues la conclusión de la acera además del retiro de una valla publicitaria lindante, a todas luces ilegal, aunque soporte anuncio institucional.

L. Trigal león