Diario de León
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Pepi, Luci, Bom y... yo

En 1985 cuatro amigas recién licenciadas teníamos una sola cosa clara: queríamos trabajar en la enseñanza. Por mi familia conocía los sinsabores de la profesión pero disponía de toda mi voluntad para superarlos. Otro aspecto me distinguía de mis amigas: yo apostaba por mi tierra, en una esquina de España, el Bierzo. Nos presentamos en Madrid a las oposiciones de Agregados de Bachillerato. Sólo aprobé yo. Me tocó pagar cena y copas en lo mejorcito de la capital.

Pepi entonces se acordó de su tía monja y enseguida le hicieron un hueco en un centro concertado en  la capital de su provincia.

Luci decidió proseguir estudios universitarios. Su familia se lo podía permitir y aunque pronto adquirió la condición de becaria tuvieron que seguir ayudando económicamente. Bom aceptó ser interina en un pequeño pueblo de la costa gallega. A mí me tardaron en dar un destino definitivo. Recorrí Castilla y León durante muchos años dejándome sueldo, juventud e ilusiones en el empeño de desarrollar mi vocación en la enseñanza publica.

 25 años después...

Pepi no se ha movido del centro religioso donde empezó. Se lo reconoce y valora su colegio (la han nombrado directora del Bachillerato) pero también la Junta de Castilla y León de la que recibirá 10.000 euros de fondos públicos más todos los honores (BOE 14 Mayo 2004) Luci siguió la carrera profesional que se le dibujaba ante sí. Hoy es catedrático de su asignatura. Apenas imparte docencia pues tienen muchos compromisos que atender (congresos, investigación …), por los que es reconocida y valorada. Bom, después de muchos años, aprobó las oposiciones en Galicia. El año pasado accedió a cátedras, es jefa de su departamento y está plateándose regresar a Castilla y León. Yo: tras estos 25 años de servicios ininterrumpidos en institutos de Castilla y León, ni tengo el reconocimiento de mis empleadores ni, por supuesto, los 10.000 de Pepi, ni el tipo de alumnos de ninguna de ellas. Imparto muchas más horas que ninguna, casi todas en Secundaria Obligatoria (el Bachillerato para el que oposité ni lo «huelo»), y de carrera profesional ni hablamos (totalmente inexistente en esta comunidad). Cualquier día tendré a Bom como jefa.

A ver si por lo menos me invitan a cenar como yo hice con ellas hace 25 años. Cristina Fernández. PONFERRADA

La castaña del Bierzo, a precio de saldo

El Bierzo es una de las comarcas más productivas de castañas de todo el país, pero a pesar de eso nadie vive exclusivamente de su producción.

La junta de Castilla y León quiere que el Bierzo aumente la producción de castañas de ocho mil a doce mil toneladas, porque según dicen en la prensa, quieren transformar el producto y exportarlo a países como Japón, Italia etc.

Todo esto me parece perfecto, pero del precio que hay que pagar al productor no hablan.Es ridículo que esté igual que hace veinte años, en lo único que ha variado es en la moneda, que antes era la peseta y ahora es el euro, antes eran cien pesetas y ahora son sesenta céntimos de euro, y yo me pregunto, ¿Quién se queda el resto si en algunos mercados está a cinco euros el kilo?

El castaño en sí tiene un mantenimiento tanto monetario como humano y que en ocasiones no cubre. Los castaños hay que limpiarlos, podarlos y en ocasiones ararlos y encima ahora les ha salido la enfermedad del chancro, y para complicar más el asunto la Junta de Castilla y León declara los castaños como masa forestal en vez de declararlos como árboles frutales y eso conlleva que cuando el productor quiera podar esos castaños tiene que solicitar los permisos pertinentes que en la mayoría de los casos son papeleos y tiempo de espera, que piensen que un castaño envejece a los cuarenta años y si no se poda no da el fruto deseado, y en algunos pueblos cuesta caro encontrar al agente forestal a no ser que estés cometiendo una imprudencia entonces lo encuentras a la primera, y así con tantas trabas algunos productores deciden dejar los castaños como están y eso perjudica tanto a la cantidad como a la calidad.

Por otro lado debo decir que la recogida de castañas es un trabajo duro, en ocasiones debido a la época del mal tiempo ya sea en forma de lluvia o nieve complica la recogida. Por poner un ejemplo de su dureza, cada kilo de castañas ronda entre las 100 y las 150 unidades ¿Cuántas veces tienen que agacharse para coger un kilo? y eso por el módico precio de 60 céntimos de euro con porte incluido. Ahora la media de edad de la gente que recoge las castañas es de 60 años, no me gustaría que toda esa ilusión que tienen la gente en los pueblos cuando llega la época de las castañas lleguen a perderla porque vean que no les es nada rentable debido a los precios ridículos.

Pues si queremos que la producción aumente deberíamos aumentar el precio de compra y así estimularemos al productor, porque si no llegara el día que no las recogerán y serán pasto de los animales.

Como ejemplo de producción tenemos el ayuntamiento de Oencia, cuya población es de 300 vecinos y con una media de edad de 60 años recoge el 5% de toda la producción del Bierzo, es decir, 400.000 kilos de castañas y de cinco variedades distintas.

En el Bierzo hay cinco variedades de castañas y no solo hay variedad sino calidad y cantidad y no podemos compararla a la de Extremadura. Bueno pues si queremos tener buen producto pues habrá que incentivarlo y espero que el reparto de esa ganancia sea más equitativo.

Por último debo hacer una pequeña matización, es un error o desconocimiento por parte de alguna gente que dice que la castaña que no es de Parede (como llaman a una clase en la mayoría del Bierzo) es brava o pilonga, y yo digo: todo lo que es injerto no es bravo, pues hay cuatro0 tipos de castañas más que son injertas, y además el tamaño de ellas se consigue con el cuidado del castaño.

Por cierto el castaño aparte de castañas da una de las mejores sombras que hay.

Antonio Arias Terrado. TORENO

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