Diario de León
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La veleta | José Cavero

LLos ciudadanos tendrán en cuenta unos pocos datos, cuando escuchen hablar de Luis Roldán, ahora que ha quedado libre de cargos y ha recuperado la libertad. Primer dato, era el primer director general de la Guardia Civil que era civil, no militar. Indudablemente, Roldán fue «indudable víctima» de una prensa eficaz, que descubrió, primero, que su capital y patrimonio habían crecido de manera escandalosa, y que más tarde le persiguió por medio mundo, para tratar de localizarle antes de que lo hicieran las policías de Interpol... Robó dinero, para más «inri», de los dineros reservados, los dineros que el Estado ha venido empleando para los trabajos sucios de la lucha contra la banda ETA y contra cualquier otro delincuente más o menos organizado. El dinero que se suele pagar a soplones, chivatos..., cuando hacen un servicio al Estado. Ahora, Roldán, ya libre, es un «entrevistable de oro», que proclama y revela: «Se pactó mi entrega a cambio de 300 millones de las antiguas pesetas. Belloch acordó con Paesa su blanqueo judicial. No han encontrado el botín porque no han querido. Ni tengo vivienda en París ni residencia en el Caribe. Vivo en un modesto piso con lo justo. Para nada he sido un preso consentido ni privilegiado... Todo preso tiene algo o mucho que decir y que revelar. Sobre todo, si hay once millones de euros que lo respaldan», y de los que nadie tiene noticia, o no quieren darla. ¿Lo sabe Belloch? Se supone que no, que ya relató todo lo que sabía. Paesa sí es probable que lo sepa. ¿Pero quién sabe dónde está Paesa? El mismo se ocupó de que se perdiera su pista al publicar una esquela con la noticia de su falsísima muerte. Pero para todo es claro y evidente que Roldán sale libre sin devolver lo robado y sin mostrar arrepentimiento, que se supone que debieran ser las dos condiciones inexcusables que se reclamaran a los grandísimos pillos de nuestro tiempos, llámense Roldán, «Pachuli» Muñoz, o Mario Conde.

En caso contrario, cualquier ciudadano puede tener la tentación de imitar a esos grandes «chorizos», que de repente vuelve a ser estrellas mediáticas, contertulios de cualquier televisión y objeto de entrevistas «en prime time». En el caso de Roldán, no estamos ante el individuo que ha vaciado un banco o ha quebrado un ayuntamiento. Es la persona que, llegado a la responsabilidad de dirigir a la guardia civil, se adueñó de los dineros de los fondos reservados, y mediante su colaborador en el crimen, el tal Paesa, ocultó esos dineros... «para mejor ocasión». Esa ocasión mejor le ha llegado ahora, tras «purgar» una sentencia de quince años de privación de libertad.

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