Reformas estructurales
Panorama | antonio papell
Por fin el Gobierno ha aprobado, con gran retraso en relación al anuncio, un proyecto de ley de Economía Sostenible, todavía no mostrado en su integridad a la opinión pública, que contiene un conjunto heterogéneo de reformas estructurales encaminadas a modernizar la economía y que materializarían la que el Ejecutivo ha denominado estrategia de Economía Sostenible. Tales reformas, en apariencia inconexas, son sin embargo necesarias en conjunto para que se pueda cumplir el designio de -œcambiar el patrón de crecimiento-, que es como se ha llamado a la sustitución del viejo modelo basado en el ladrillo y en la demanda interna por otro que incluya actividades de alto valor añadido, con más productividad, y en el que desempeñe un papel relevante el sector exterior.
En realidad, tras el anuncio de la ley de Economía Sostenible hace meses ya se han adoptado algunas iniciativas que forman parte de este conjunto de actuaciones. Las negociaciones de la llamada comisión Zurbano darán lugar a un inminente decreto-ley que incluirá algunas actuaciones perentorias, como el estímulo a la rehabilitación, las medidas para reducir la morosidad en los sectores público y privado y la nueva línea directa de crédito ICO a las Pymes. En otro orden de ideas, están en marcha negociaciones PP-PSOE en dos materias que son fundamentales para el planeamiento a largo plazo de la modernización y la conquista de la competitividad: la educación y la energía. Por último, está en marcha el diálogo social, del que debería emanar cuanto antes una reforma laboral capaz de contribuir eficazmente a la lucha contra el desempleo. Así las cosas, la ley de Economía Sostenible, que en realidad es un cajón de sastre de actuaciones en su inmensa mayor parte plausibles y de sentido común, adquiere un valor relativo, toda vez que es el complemento subsidiario de unas medidas que ya se están adoptando o, cuando menos, planteando y negociando.
Según la escasa información proporcionada por el Ejecutivo, la ley en ciernes contiene propuestas de pelajes bien distintos: desregulación de la actividad empresarial (supresión de licencias municipales para actividades sin riesgo, posibilidad de constituir una empresa en 24 horas y por 100 euros), fomento de las energías renovables, más supervisión del sector financiero, reforma de los organismos reguladores, impulso al vehículo eléctrico, impulso a la inversión para el transporte de mercancías por ferrocarril; alargamiento hasta 40 años de la vida útil de las centrales nucleares-¦ El catálogo produce sin duda buena impresión, aunque en la mayoría de los casos las medidas propuestas son tan obvias que resulta difícil de entender que no se hayan adoptado ya. Ni están claras las razones por las cuales se incluyen en un proyecto de ley de tramitación inevitablemente despaciosa cuando en la mayoría de los casos podría recurrirse al decreto-ley, que gozaría de amplio respaldo. Por resumir y por tratar de ordenar las ideas, lo deseable es en todo caso que el Gobierno ultime y aplique en primer lugar los acuerdos de Zurbano; que haga un esfuerzo por consumar las negociaciones en curso sobre educación y energía; y que presione a los agentes sociales para lograr una reforma laboral sin más demora (ciertos retrasos son escandalosos e incomprensibles).