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León

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A favor de la vida

Las manifestaciones llevadas a cabo este pasado fin de semana a lo largo y ancho del país, revelan el inconformismo de una amplia mayoría de la población española ante la llamada Ley del Aborto, impulsada por el gobierno de Rodríguez Zapatero. Es una muestra más del sectarismo de un presidente absolutamente impávido e indiferente ante las demandas de una masa imponente de ciudadanos reclamando justicia para los seres concebidos. Las manifestaciones multitudinarias en las que se aprecia claramente las movilizaciones masivas de jóvenes pidiendo la abolición de la llamada Ley del Aborto, demuestra que el PSOE se equivocó claramente en su afán de imponer una ley sin buscar el consenso. Esta postura tan sectaria como prepotente ha hecho más definitoria aún, la división y fractura en la sociedad española, que lejos de aminorarse ha aumentado considerablemente. El Partido Popular se ha decantado desde siempre por abolir la ley que la singular ministra Aído ha impulsado en un arrebato de entender la política como algo personal. Es una postura tan incongruente como repugnante. Destacados miembros del PP han manifestado con claridad, que de ganar las próximas elecciones generales, se procederá de inmediato a la abolición de la ley. La postura del Gobierno de Zapatero resulta más confusa aún, cuando no pocos miembros de su partido con responsabilidades políticas diversas, se han mostrado a favor, igualmente, de la abolición. El Partido Popular de Astorga, a través de su representación municipal, en la persona de sus concejales, quiere sumarse a ese clamor popular que recorre el país a favor de la vida, de los seres inocentes y en contra de una ley que aplasta el favor de los indefensos.

Grupo Político de Concejales del Partido Popular. ASTORGA

Sobre la certidumbre

Largas colas en los mercados donde se vende certidumbre. Toca ser comprador disciplinado y avanzar un paso cuando avanza el resto del mundo. Toca atesorarla y caminar junto a ella cogiditos, más bien agarraditos...muy agarraditos de la mano. Está bien. Lo prudente es navegar con el favor de la corriente, hacer lo contrario es pecar, más que de valiente, de imprudente estúpido... Pero, qué hubiera sido de los nuevos continentes sin la incierta osadía del marino que navegó utilizando como brújula  ciertas dosis de certeza y de impaciencia, el instinto, mucha curiosidad...Y ganas.

Se apuesta por la certidumbre como un valor en alza,  como una digna candidata para promocionar arrebatos de seguridad en días inseguros...En pleno desastre no queda otra suerte de valor y de nobleza... Asentados en un duro invierno los inviernos anteriores, de los que quizá alguno fue peor, se desdibujan. Olvidamos que en otro invierno cualquiera se cayó una parte del tejado, que aplastó unas cuantas de nuestras ilusiones, que se fueron buenos sueños...el tejado se reparó, las ilusiones y los sueños se tornaron por otros, el invierno pasó... Resistimos... Arriesgamos...  La busco en el diccionario.

Certidumbre: «Certeza. Conocimiento seguro y claro de alguna cosa. Firme adhesión de la mente a algo conocible, sin temor de errar». Precioso y preciso concepto que deja un estrecho camino a la posibilidad, a los «y si...?», a aligerar los temores a los que los tiempos de crisis nos someten con duros grilletes de oxidadas llaves... Rectifico, precioso sí; ¿preciso?... No. Quizás no sea demasiado conveniente no negociar con lo imposible una posible posibilidad. Bien dosificada la certidumbre puede ser un exquisito lenitivo, en exceso, un tumor maligno. La obsesión por la cobardía disfraza a los obsesos de valientes y puede que la obsesión por la seguridad nos transforme en seres dependientes con escasa capacidad para invertir en sueños.

Embozados, emboscados...los sueños y los proyectos se esconden; de desenfundar algo serán  plumas y voces que nunca transmiten confianza. Lástima. Es tiempo de desnudar el acero y pelear a corta distancia por lo perdido en modernas batallas... tiempo de seguir el consejo de las antiguas inscripciones de los aceros toledanos y aplicarlo a la certidumbre. «No me saques sin razón ni me envaines sin honor». Tiempo de ser Quijotes que pelean, aún con riesgo de parecer locos, contra los molinos del conformismo y el inmovilismo.

L.M.Aller. Castro del Condado. León