Zapatero, de «efecto» a lastre
El corro | pedro vicente
A poco más de un año de las elecciones autonómicas comienzan a aparecer sondeos de intención de voto en torno a las mismas, que, al celebrarse juntamente con las municipales, tendrán a su vez carácter de primarias de cara a los posteriores comicios generales. A tenor de esas encuestas, la crisis económica sigue pasando una alta factura electoral al PSOE, sin que el ciudadano separe su gestión en el gobierno central del resto de los ámbitos políticos. El desgaste afecta al conjunto de la «marca electoral», de tal forma que la patada a Zapatero la reciben simultáneamente en su trasero todos cuantos comparten las siglas socialistas, incluso los que están en la oposición frente a gobiernos autonómicos del PP.
Dado que no es fácil q ue en el plazo de un año la situación económica revierta hasta el punto de que se esté creando empleo y el ciudadano crea superada la crisis, los socialistas se pueden dejar en el 2011 una buena cuota de poder territorial. Las encuestas que sitúan al PP como fuerza más votada en Andalucía han encendido todas las alarmas y eso que, por suerte para el PSOE, Andalucía tiene su propio calendario electoral y allí no toca celebrar autonómicas hasta el 2012. Los feudos socialistas en riesgo en el 2011 son Castilla-La Mancha y Extremadura, además de otras comunidades como Baleares, Aragón y Asturias, donde el PSOE gobierna en minoría. Y ni que decir tiene que el PP conservará sin el menor problema las cómodas mayorías de que disfruta en comunidades como las de Madrid, Valencia, Murcia, Rioja y, por supuesto, Castilla y León.
Aquí, tras 23 años de gobierno «popular» en la Junta, la brecha electoral existente entre el PP y el PSOE no sólo se mantiene sino que incluso podría ampliarse en función de cómo afecten a la distribución de escaños las variantes de segundo orden que aparecen en el horizonte: el desplome electoral de la UPL, la irrupción de la UPyD de Rosa Díez, y la elección de un escaño más por la provincia de Segovia. Si el leonesismo pierde sus dos escaños, lo normal es que uno caiga del lado del PP y otro vaya al PSOE; si sólo pierde uno, será para la fuerza más votada. Las expectativas de la UPyD se centran exclusivamente en Valladolid, donde su escaño sería en detrimento del PSOE, y en Burgos, donde el damnificado sería el PP. Esta ultima posibilidad no constituiría ninguna preocupación especial si no fuera porque el número uno de la candidatura popular por esa provincia se llama Juan Vicente Herrera, a quién la perdida de ese escaño dejaría en una situación ciertamente desairada. Aunque para verdadero desaire, el que sufriría el candidato socialista a la presidencia de la Junta, Óscar López, si empeorara los resultados de su antecesor, Ángel Villalba. El «efecto Zapatero» se habría tornado en el «lastre Zapatero».
Mal harían el PP y la Junta en interpretar estas expectativas electorales como fruto del respaldo ciudadano a su gestión. Según esos mismos sondeos, los ciudadanos que desaprueban esa gestión son más que los que la aprueban, lo que confirma que las elecciones, más que por méritos propios, casi siempre se ganan por deméritos del contrario. Esto último parece en este caso fuera de toda duda.