Favor que les hace
Nubes y claros | maría j. muñiz
Cada momento de bonanza (económica, que es la única que entendemos últimamente) tiene sus beneficiados y sus gurús. Cada momento de crisis (económica, que es la única que entendemos en general) tiene sus víctimas y sus gurús. ¿Quiere una receta para entender la actual? No la sermonea Leopoldo Abadía, sentenció Mark Twain: «El banquero es un tipo que nos presta el paraguas cuando luce el sol, y quiere que se lo devuelvas al momento de comenzar a llover». Clarividencia y facilidad en la exposición de conceptos.
De bancasuntos estamos más que servidos, aunque siempre hay lugar para nuevas reflexiones. Salgado reconoció ayer que el Gobierno estudia endurecer las condiciones de los embargos hipotecarios para proteger a las rentas más bajas.
Algún ciudadano asfixiado por las cuotas que en otro tiempo creyó poder pagar habrá boqueado ligeramente aliviado. Aunque las verdaderamente aliviadas si dejan de quedarse con pisos y deuda en lugar de cobrar religiosamente serán las entidades financieras. Según el Banco de España, promotores y contratistas deben a las entidades 445.000 millones de euros (no se esfuerce en imaginárselos, es imposible); y los créditos impagados ascienden ya a 42.720 millones. A los que habrá que sumar otros 62.300 millones que están «en riesgo de entrar en mora», es decir, sobre los que se retrasa el reconocer que no pueden pagar. Este año habrá implacablemente más impagos. Y los bancos y cajas tendrán que dotar en mayor medida los morosos de ejercicios anteriores de los que no se hayan librado. Ellos, que no han entrado también en la rueda de la quiebra porque a ver qué iba a ser de nosotros, no por sus cuentas.
Así las cosas, evitar que más inmuebles pasen a depender de bancos y cajas es un favor a las familias, y otro más grande a las entidades. ¿Quién se hará cargo de la deuda? Salgado ya ha dicho que el Gobierno también está con el agua del gasto público más arriba de la nariz. ¿Quién invita a esta ronda?