Diario de León
Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

Panorama | cayetano gonzález

Sería un exceso y una injusticia decir que los dos términos que dan pie al titular de esta columna están intrínsicamente unidos, aunque a veces lo parezca. No es verdad. La inmensa mayoría de quienes se dedican a la vida pública son personas honradas, honestas, que podrán ser más o menos eficaces en el desempeño de su tarea, pero que lo hacen con un afán sincero de servicio a la sociedad. El problema es que los casos de corrupción protagonizados por políticos, para su enriquecimiento personal o para financiar sus formaciones políticas, son demasiado frecuentes y en la mayoría de los casos, bastante escandalosos. Estos días anda declarando en los juzgados de Palma de Mallorca el que fuera presidente del Consell de las Islas Baleares y ministro de Medio Ambiente en los Gobiernos del PP, Jaume Matas, dentro de la instrucción del denominado caso «Palma Arena». De momento, Matas ha admitido que recibió en el pasado herencias familiares que nunca declaró a Hacienda y que incluso empleó dinero negro, unos 100.000 euros para pagar la entrada de un lujoso piso que adquirió en Madrid. Resulta muy difícil de entender este tipo de conductas en personas que han tenido las responsabilidades políticas que ha desempeñado el señor Matas. ¡Que mal ejemplo para los ciudadanos de a pie!

Pero no es el único caso que estos días está de actualidad. En Vitoria, un alto cargo del PNV en la Diputación Foral de Alava y otros miembros de este partido también se han visto involucrados en un caso de corrupción, a través de tráfico de influencias. Un caso que le puede costar muy caro al PNV en las próximas elecciones municipales y forales del año que viene, y que le puede llevar a perder el sillón de mando de la Diputación donde ahora asienta sus «reales» gracias al apoyo del PSE. Y para después de Semana Santa está previsto que se levante el secreto del sumario de la parte todavía pendiente de conocer referida al caso Gürtel, que tantos quebraderos de cabeza ha causado y puede seguir causando al PP y a su presidente, Mariano Rajoy. Este clima de corrupción generalizada en la clase política es una de las principales causas de que en las últimas encuestas del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), esa «clase política» sea percibida ya como uno de los principales problemas de los españoles, sólo por detrás de la crisis económica y del paro, y por delante incluso del terrorismo. Los ciudadanos exigen, y con razón, que se sea implacable con las conductas corruptas de quienes ocupan cargos públicos. No es suficiente con que la Justicia haga su trabajo. Hay una labor previa, donde todavía queda mucho camino por recorrer, de autocontrol y exigencia por parte de los propios partidos políticos. Y no es de recibo argumentar que el problema radica en el sistema de financiación de estos. Primer o, porque el enriquecimiento personal nada tiene que ver con eso, y en segundo lugar, porque también en este terreno, el fin nunca puede justificar los medios.

tracking