De mi diario
Con viento fresco josé A. Balboa de Paz
Martes. Asisto a las Jornadas de Autor que organiza el Instituto de Estudios Bercianos. Se dedican al poeta Luis López Álvarez, nacido en La Barosa en 1930, donde su padre era maestro. Comenzar on ayer, pero no pude asistir, aunque ya he visto el libro que, con ese motivo, se presentó. Lo escribe su mujer y le sobran la mitad de las páginas; no me gustan las hagiografías. En la sesión de hoy, dos interesantes ponencias: una sobre la obra narrativa, breve pero muy sugestiva; la otra de José Luis Gavilanes sobre Los Comuneros , su obra más conocida. En este cantar de gesta, el poeta utilizó una buena documentación y captó bien lo que fue la guerra de las comunidades: revuelta antifiscal, revolución política y movimiento antiseñorial; pero la opinión de Gavilanes sobre la revolución política como revolución democrática, es muy discutible. Maravall, al que citó profusamente, habla de revolución moderna pero no de revolución democrática. Lo que querían algunos frailes dominicos era limitar el poder del rey, poner al reino por encima del rey ¿Acaso Montesquieu fue un demócrata?.
Jueves. Ahora me toca a mi presentar el libro de César J. Quiroga, Heráldica de Villafranca del Bierzo , en el teatro de esa villa. Hay poca gente y lo siento por Ricardo que deseaba que fuera aquí donde se presentará el libro de su hermano, fallecido en Venezuela en 2008. Aunque la vida les llevó por derroteros diversos, aquí pasaron lo mejor de su infancia hasta el final de la guerra civil, y a ella volvieron luego con cierta frecuencia; César desde Venezuela a donde emigró en 1959. Pero el acto no perdió un ápice de interés y emotividad, tanto por el libro en el que César realizó el acertado estudio de 34 piedras armeras, que dibujó con precisión, como por los sabrosos comentarios de Alberto sobre su hermano y algunas anécdotas sobre la Villafranca anterior a la guerra. El libro, publicado en la colección Bergidum del Instituto de Estudios Bercianos, nos ayudará a comprender mejor la historia de la villa del Burbia a través del estudio de los numerosos linajes que en el se recogen.
Viernes. Tampoco había mucha gente en la sala Región del Instituto Leonés de Cultura donde José Enrique Martínez, catedrático de literatura de la ULE, presentaba el tercer libro de poesía de la berciana Ester Folgueral, Lo indestructible , editado en la prestigiosa colección Provincia , en la que han publicado todos los poetas que han sido o son hoy reconocidos en León por su valía. El poemario es, en palabras de la poeta, «un ejercicio del alma desde el dolor», un plantearse preguntas tratando, como Víctor Frankl, el judío vienés que resistió la dura prueba de los campos de exterminio nazi, al que citó en varias ocasiones, de buscar sentido a la vida, aunque a veces tales preguntas se queden sólo en eso, sin que aún la autora haya encontrado aún todas las respuestas. Son, en palabras de José Enrique, los viejos temas del porqué del sufrimiento, la vida, la muerte, el amor; pero con palabras y recursos estilísticos nuevos.
Sábado. Regreso de Salamanca y me llega la noticia de la muerte de Manuel Rodríguez, por el que he sentido siempre un profundo cariño, también por Carmen, su mujer ya fallecida, y una admiración por su obra. Mi amistad fue continuación de la que mantuvo con mi padre, ambos maestros y alcaldes, pero acentuada por intereses comunes. Aunque gallego, de Puebla de Brollón, vino al Bierzo poco después de acabada la guerra para tomar posesión de maestro en el remoto pueblo de Villarrubín, del que contaba sabrosas anécdotas de huidos. Bajó luego a Toral de los Vados donde se casó y pasó la vida como maestro y, durante algún tiempo, como alcalde. Manolo, además de enjundiosos artículos llenos de galaica ironía, recogidos en un libro publicado en la colección Bergidum del IEB, nos ha dejado una obra extraordinaria sobre la etnografía del Bierzo Oeste, que conocía como nadie, y que será siempre libro de referencia. ¿Quién me llamará los lunes para charlar sobre es ta columna de opinión?