¿Quién prevarica?

Desde el limbo | Verónica Viñas

Es un auténtico escándalo que el juez Ga rzón se siente en el banquillo por intentar investigar los crímenes del franquismo y que quienes le hayan llevado a semejante situación sean, precisamente, los instigadores o los sucesores de aquel golpe de Estado que en el año 1936 liquidó la democracia en este país. Sus compañeros jueces han desestimado todas y cada una de sus alegaciones. Ni una concesión. Ni agua. Es como si le tuvieran ganas desde hace tiempo. Para echarse a temblar.

En Europa, en Chile y en Argentina lo tienen claro: Garzón, el hombre que llevó a dictadores como Pinochet ante la justicia es ahora ajusticiado por los fascistas. Ya se sabe que en este país nunca ha dejado de mandar el nacionalcatolicismo.

Si alguien no había caído en la cuenta, «casualmente» el caso coincide con el Gürtel. Es más probable una condena a Garzón que a los sinvergüenzas que han robado a manos llenas para enriquecimiento personal y mejor gloria del partido de derechas que sostiene que la justicia es para todos, incluido Garzón, pero cuando se trata de sus correligionarios piden «prudencia» y presunción de inocencia. ¡Qué desfachatez!

Causa desolación y frustración que en este país, como dijo alguien, siempre y en el fondo mandan los curas, los banqueros y esa gente de orden que predica con la palabra y se desdice con los hechos.

La conclusión es simple: si delinques, hazlo a lo grande. El mindundi va a la cárcel; el ladrón de gran escala se paga la libertad, aunque sea bajo fianza de tres millones de euros. Lo mismo ocurre con los delitos sexuales. Si es usted un pederasta, póngase la sotana y así podrá perpetrar el manoseo y la vejación de menores impunemente durante décadas.

Sólo se habla de la crisis económica, pero en este país existe una más profunda y difícil de encauzar, que es la ética. La ruina moral en la que se halla este país no la arregla ni dios...