León literario

Contracorriente miguel paz cabanas

Para quienes llegamos de fuera, aunque ya llevemos una buena parte de nuestra vida aquí, no deja de resultar asombrosa y estimulante la efervescencia cultural de esta ciudad y más concretamente el gran número de narradores, poetas y ensayistas que la pueblan, no sólo en el ámbito de la capital sino de toda la provincia, hasta el punto de que rara es la semana en que no pueda asistir uno al acto de presentación de algún libro, o a un recital de poesía, o enterarte de que un autor o autora leoneses han sido acreedores de algún premio literario relevante. Parece como si no se le diera importancia, pero, quizá, salvo la excepción de Dublín, no conozco otros lugares en Europa con una nómina tan excelsa de creadores como la que tiene esta ciudad, incluyendo figuras consagradas y jóvenes que se abren paso con brío incontestable. Cabría preguntarse por qué no se rentabiliza de algún modo este recurso, ahora que se estila tanto el buscar una idea-fuerza o emblemática que refuerce la identidad de cualquier plaza, salvo que las autoridades piensen que esto de la literatura sigue siendo cosa de gente fantasiosa y de mal vivir. Como en cualquier gremio, también en este coexisten envidias y fricciones, pero sería cosa de ver qué serían capaces de hacer por León muchos de sus autores si se les propusiera un proyecto para potenciar y dar a conocer su ciudad. Una iniciativa dando sustancia a lo que subyace en todos esos actos que se lanzan con la connivencia y el buen gusto de muchas personas vinculadas de un modo u otro a la literatura, y que son más de los que nos parecen: no sólo escritores, sino también agentes culturales, editores, libreros, bibliotecarios, o simples adictos a la lectura. Bien están los tranvías y los nuevos equipamientos, pero que quede claro que los versos son inmortales y además viajan libres como pájaros a lo largo y ancho del mundo.