Diario de León
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Panorama | antonio papell

Miguel Ángel Fernández Ordóñez ha puesto una vez más un rele vante caudal de racionalidad en la delicada situación económica española, que tiene, con resp ecto a la recesión, sus singularidades y peculiaridades. En un encuentro económico auspiciado por ABC, el gobernador del Banco de España ha señalado el elevado desempleo autóctono como elemento central de nuestra crisis. Y ha subrayado que cuando por tercera vez en treinta años alcanzamos una tasa de paro superior al 20%, habrá que aceptar que estamos en presencia de un gravísimo problema estructural irresuelto, que la potente modernización de nuestra economía en estas tres décadas ha sido incapaz de resolver. a intervención de Mafo, casi sincrónica a la propuesta gubernamental a los agentes sociales sobre el mercado de trabajo, hizo hincapié en su conocida idea de reforma del sistema de relaciones laborales, que no se reduce -”como algunos han dicho en mal intencionada simplificación-” a «abaratar el despido» sino que se centra en flexibilizar el mercado para poner coto a la actual y absurda dualización: no tiene sentido que haya más del 30% de trabajadores temporales, sin derechos sociales, en tanto los trabajadores fijos disfruten de una estabilidad teóricamente superior a la de todos los europeos, con un coste de despido de 45 días por año trabajado.

Con independencia del drama humano a que estamos asistiendo, es evidente que si se mantuviera durante mucho tiempo esta situación insostenible de 4,16 millones de trabajadores en paro, el sistema bancario podría pasar de «haber sido un soporte de la economía durante la crisis a convertirse en un obstáculo para conseguir la recuperación económica». Por esta razón, ha señalado que si la reforma laboral se demora, las entidades de crédito sufrirán más morosidad, menor negocio, mayor endeudamiento público y, en consecuencia, un encarecimiento de la financiación mayorista. Si a ello se añade el negativo efecto sobre la demanda interna que produce un desempleo tan elevado, así como el fuerte incremento de gasto social que representa atender a las necesidades básicas de estas personas, se llegará fácilmente a la conclusión de que la gran urgencia consiste en resolver este singularísimo «problema español».

La propuesta de reforma del mercado laboral es, además de sensata, la única aceptable por todas las partes y por tanto la única posible en la práctica: mantiene los derechos adquiridos por los trabajadores fijos, establece el contrato de 33 días de indemnización para los parados y temporales que se conviertan en fijos, desincentiva el contrato temporal no justificado y establece que el Estado asuma una parte del costo del despido. De hecho, si el modelo funciona y empieza a reactivarse la economía, una parte de los recursos destinados a sufragar el desempleo podrá aplicarse a este fin, mediante fórmulas de flexiseguridad o semejantes al llamado modelo austríaco, que asimismo tiene la ventaja de estimular la movilidad (los derechos de los trabajadores no decaen aunque cambie de empresa).

Mafo ha efectuado además otras propuestas -atendibles y urgentes- referentes a la reforma urgente del sistema financiero y a la necesidad de conseguir financiación adicional no bancaria a las pymes El camino que ha de recorrerse es muy largo pero, de momento, la urgencia es resolver el penoso «problema español» que constituye la más grave amenaza a l a recuperación de la prosperidad perdida.

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