Si no lo vas a utilizar, para qué lo quieres
Crónicas bercianas a. calvo
El Bierzo ha vuelto a llegar a la palestra de los grandes medios de comunicación nacionales. El Rambo de Quilós ha dado el salto a la gran pantalla tras colgar en Internet sus hazañas campestres con las armas y la decoración de su habitación. En su pueblo todos dicen que es un buen chico y que no hacía daño a nadie a pesar de que eran conocedores de su ideología neonazi y de su gusto por las armas -”tanto de fuego como blancas-” . Esta polémica hace pensar sobre lo que pueden llegar a influir las ideologías y los límites que existen, o que deberían existir, a la hora de conseguir un arma.
La frase que dice que cada uno puede pensar lo que quiera tiene sus condiciones, porque los pensamientos son el motor de los actos de los seres humanos y las reacciones muchas veces no pueden ser controladas. Si a la enajenación propia del hombre la acompañamos de un arma, en muchos casos estamos dando paso a un cóctail explosivo. La famosa segunda enmienda de los Estados Unidos da licencia a sus compatriotas a portar y usar un arma con fines defensivos. Si nadie llevara armas nadie tendría que desenfundar la suya ante una amenaza. En España hay licencias de caza y de tiro, después cada uno puede utilizarlas como quiera.
El joven de Quilós tenía, además, munición considerada de guerra y 20 metros de cordón explosivo. Nada de esto es necesario para cazar. ¿Cómo se puede llegar a conseguir tal cantidad de munición? Realmente, ¿es fácil hacerse con ella? Para qué se quieren tantas balas si las armas tan sólo son para coleccionar o para exponerlas. A pesar de ello, todos en su pueblo dicen que es buena persona y, al contrario de lo que apuntaban en los medios nacionales, se siente tranquilos, nada atemorizados y le tienen estima. Pero las ideologías extremas no son buenas, ni en una punta ni en la otra. La actitud que demostraba en el vídeo que él mismo colgó en Internet fue uno de los motivos que llevó a la Guardia Civil a investigarle. Entre los presuntos delitos de los que está acusado está el de «exhibición de imágenes que pudieran provocar la discriminación, el odio o la violencia», por que además de la ostentación de las armas lucía una estética neonazi. Ahora está en libertad con cargos, a la espera de la decisión judicial, aunque la sociedad ya le ha juzgado.
Caso a parte es el de el hombre que el viernes quiso lanzarse desde una grúa en La Rosaleda. Desde lo alto amenazaba con suicidarse por el mal funcionamiento de las instituciones públicas, de las administraciones y la justicia. Unos le toman por loco y otros piensan que lo que dice es cierto.