Las mil y una noches

El baile del ahorcado cristina fanjul

Me sorprendieron las frases ofensivas que contiene». Se refiere la lumbrera a Las mil y una noches , el libro que recoge las historias con las que Sherezade consiguió embriagar al sultán evitando con ello la muerte. Ayman Abdul Hakim es abogado y ha interpuesto una demanda para exigir la prohibición de esta obra maestra de la literatura. La sinrazón no la protagoniza un imán de Irán o Arabia Saudí sino un abogado del país -”Egipto-” donde precisamente se produjo la compilación moderna de la obra. Pues ya ven, casi dos siglos el país del Nilo vuelve la espalda a la modernidad y abraza el fanatismo, tratando de quemar el rastro de un tesoro que hunde sus raíces en la cultura indo-persa, iraquí y egipcia, que bebe de las fuentes de La Odisea , la literatura alejandrina y las novelas bizantinas. Y todavía los hay que siguen con la monserga de que el velo es un símbolo cultural y que su uso en los colegios debe depender de la decisión de cada centro. Mal negocio. La libertad debe estar -”está-” siempre por encima de todo, a cualquier precio, a pesar de la cultura y la religión, a costa de los derechos paternofiliales o a su pesar. Siempre. Porque la pregunta debería hacerse al revés. ¿Tendrían esas niñas con papás tan tolerantes la posibilidad de decidir si llevan el trapo en la cabeza en países como Marruecos o Sudán? Yo creo que no, que allí a las mujeres se las tapa la cabeza por imposición, como un símbolo de sumisión. El Gobierno, tan feminista, debería especificar en la próxima ley de libertad religiosa que el derecho fundamental es el de la libertad de pensamiento y que las religiones que relegan a la mujer, las que la sepultan bajo velos y las convierten en menores de edad, siempre bajo tutelas paternas o maritales, no son bienvenidas en España. Tal vez en Egipto prohíban Las mil y una noches porque demuestra que la imaginación de una mujer puede más que la barbarie de los mulás.