Diario de León

Ninguna mujer debería morir al traer vida

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León

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Tribuna Thoraya Obaid

directora ejecutiva del Fondo de Naciones Unidas para la Población Soraya Rodríguez secretaria de Estado de Cooperación Internacional

Durante el Día de la Madre recientemente celebrado fueron muchas las mujeres que recibieron flores, tarjetas de felicitación y otras expresiones de amor y afecto. Ese día nos ayuda a fortalecer el vínculo con aquella mujer que nos ha dado la vida. Pero para un considerable número de mujeres este vínculo termina trágicamente cuando fallecen durante el embarazo o el parto.

En ese Día de la Madre, al igual que en cualquier otro día del año, alrededor de 1.400 mujeres y adolescentes morirán innecesariamente debido a complicaciones durante el parto. Una de ellas lo hará cada minuto. De cada generación, son 10 millones de mujeres las que abandonan a sus familias. Casi todas ellas morirán en África, en Asia, o en los países más empobrecidos de Latinoamérica. Muchas de ellas mueren durante el parto o debido a sus consecuencias. Y esto es algo que nos afecta a todos.

Aquí, en España, fallecer en el momento de dar a luz es poco habitual y, cuando ocurre, supone un trauma emocional muy fuerte para la familia y el círculo de amigos de la mujer.

En cambio, para las mujeres de los países más empobrecidos, el embarazo y el parto son las principales causas de muerte y discapacidad física. En África, el riesgo de morir durante el embarazo o el parto tiene una probabilidad de uno entre 26, mientras que en España es de uno entre 26.000.

En nuestra sociedad, una madre es un punto de apoyo, una persona a quién acudir en caso de necesidad. En otros países, además de servir de apoyo a toda la familia, las madres se enfrentan cada día al reto de su propia supervivencia. Tendemos a olvidarlo, pero las estadísticas son claras. Hoy en día alrededor de 300 millones de mujeres están sufriendo enfermedades y lesiones como consecuencia del embarazo o del parto. Y la mortalidad materna es una de las mayores desigualdades en salud de todo el mundo. Esto no debiera de ser así. Considerando el conocimiento, la tecnología y la salud con las que contamos en el siglo XXI, deberíamos de ser capaces de reducir las diferencias entre ricos y pobres para asegurar una maternidad sin riesgos.

En el año 2000, los líderes de 189 países acordaron los Objetivos de Desarrollo del Milenio para mejorar el bienestar de las personas y del planeta. Sin embargo, diez años después, el Objetivo del Milenio número cinco, la mejora de la salud materna, es la meta que menos avances presenta.

¿Cuánto costaría que todos los embarazos fueran deseados y todos los nacimientos seguros? ¿Cuánto costaría encender la luz en la oscuridad y dar a las madres del mundo la protección que necesitan y merecen? Tenemos respuesta a estas preguntas. Estamos hablando de acceso a métodos a nticonceptivos y planificación familiar, atención cualificada en los partos y, para los casos más complicados, cuidado obstétrico de emergencia, transfusiones de sangre segura, provisión de antibióticos y realización de cesáreas. Estos servicios sanitarios sencillos, que están tan a nuestro alcance en España, podrían salvar cientos de miles de vidas al año en otros lugares del mundo.

A nivel global se gastan unos 9.000 millones de euros cada año en planificación familiar y asistencia sanitaria para las madres y sus hijos; y la mayor parte de esta cantidad la aportan los países en desarrollo. Doblar esta cantidad lograría resultados asombrosos: una reducción de las muertes de madres y de los recién nacidos del 70% y del 44%, respectivamente. Esto es el equivalente a una inversión de casi tres euros y medio por persona en los países más afectados, lo que supone una cantidad inferior a la mayoría de los regalos comprados para el Día de la Madre. Pero para más de medio millón de mujeres cada año, esta pequeña inversión de dinero podría significar la diferencia entre la vida y la muerte.

Aprovechemos la ocasión y la reciente efemérides para celebrar la salud y la vida de las mujeres que amamos y queremos. Y unamos también nuestras voces a las de las mujeres y madres que arriesgan sus vidas durante el embarazo y el parto, para que se invierta más en ellas.

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