Oficinas verdes

Burro amenazado | pancho purroy

La U niversidad de León tiene su oficina verde, dirigida por Arsenio Terrón, profesor experto en hongos y fuerte trabajador a favor de las cautelas ambientales en el funcionamiento del campus. El objetivo es variado empezando por fomentar el ahorro energético, con avisos y campañas para que desde estudiantes a profesores apaguen luces, cierren grifos, reciclen papel, vidrio y plástico, y vayan al curro andando, en bici o en transporte público, sin tanta dictadura del automóvil particular. Que no se impriman en papel tantos archivos que llegan por el correo electrónico al ordenador, que las fotocopias se hagan por las dos caras o que el diseño de los impresos oficiales sea ahorrativo en tintas, son también acciones positivas. Además, se están poniendo en marcha varios proyectos de energías limpias, por ejemplo el de calentar el agua de las duchas del servicio de deportes en Vegazana con placas solares. Otra línea consiste en disminuir en las zonas verdes el gasto de jardinería y agua, para lo cual hay plan de que el césped modelo inglés dé paso al pastizal de gramas que vive de la lluvia del cielo, y sustituir una serie de árboles exóticos -falso plátano, cedro del Himalaya, castaño de Indias- por nuestras venerables y rústicas encinas, robles melojos y otras especies nativas. El plan de educación ambiental apoya una vida universitaria más culta y lenta, en la que la información fluya a través de la sociabilidad, el ahorro de recursos, la eficacia y el esfuerzo personal.

Hasta ahora, las cuatro universidades de nuestra autonomía (Burgos, León, Salamanca y Valladolid) contaban con un convenio de la Consejería de Medio Ambiente, de 70.000 euros anuales por institución para ayuda a sus actuaciones. De repente, nuestros mandatarios, dicen que de lo prometido nada. Señora Consejera Ruiz: empiece a ahorrar en otros conceptos y no destroce el corazón ambiental de las universidades y las loables oficinas verdes.