Se cruzan los papeles
Al día | josé luis gómez
L a adoración de un nuevo dios llamad o control del déficit aún no forma parte de ninguna religión de cumplimiento obligatorio; por tanto, puede cuestionarse ese supuesto dogma, como hace una parte de la izquierda e incluso economistas estadounidenses de corte progresista, en su caso quizá para castigar el euro frente al dólar. ¿Cuál es entonces el problema? Visto desde España, la clave está en que puede debatir todo lo que quiera, pero sin contrariar los dictados de Alemania. Como observa el catedrático Xavier Vence, es evidente que estamos ante medidas antidéficit que entrañan riesgos para la recesión y que distribuirán los costes de manera desigual, al estilo, por mucho que salvemos las distancias, de las políticas neoliberales aplicadas en los años 90 en América Latina. Zapatero es, en este contexto, el ejecutor forzado de una política en la que no cree pero que debe ejecutar, a riesgo de que España pierda su posición en Europa. El precio para los españoles no es pequeño: se agravará la depresión económica y el crecimiento del desempleo. El guión europeo en defensa del euro exige ahora justo lo contrario de las políticas socialdemócratas, de manera que el keynesianismo se nos tomará un descanso, quizá largo. Por el contrario, se trata de un guión a la medida del liberalismo del PP, que predica desde la oposición lo contrario de lo que haría si estuviese gobernando, a fin de desgastar aún más al Gobierno, aumentando el desánimo en el electorado de izquierdas. Es una situación que denota provisionalidad y que hace pensar a muchos en una salida electoral que decante las cosas para una nueva era, sobre la hipótesis de una victoria del PP. A los afectados puede parecerles triste, incluso injusto, pero es lo que hay.