De clase

El baile del ahorcado cristina fanjul

Sindicatos de clase, se autodenominan. Para morirse, vamos. Ahora salen con que alomejor montan una huelga general. Con un 20% de desempleados no sé quién la va a secundar, pero que la convoquen, que será muy bueno comprobar qué parroquia tienen. A lo que voy. De clase, pero ¿cuál? Porque en un país tomado por el paro y donde la industria de producción está en decadencia da un poco de risa pensar que sigue habiendo sindicatos de clase. Así que ¿a quién representan? Ya sabemos que a los que se han quedado en la calle, no . Supongo que a la clase del PSOE o IU, supongo, porque con Zapatero de descubridor del nuevo liberalismo... Durante estos últimos seis años no han sido más que una mera correa de transmisión del partido político en el poder que, a cambio, les ha agradecido el juego con subvenciones sacadas de la miseria de los cientos de miles de ciudadanos que ahora apenas pueden sobrevivir. Y, sin embargo, siguen autodenominándose «de clase». De vergüenza deberían apellidarse, porque eso es lo que provocan. Vergüenza por seguir manteniendo liberados, secretarias, oficinas, locales de formación, gabinetes jurídicos, dietas de todo tipo y un largo etcétera cuya estructura es pantagruélica. Pero es que, además, no sirven para nada ni defienden los derechos de nadie. ¿Cuáles son los datos de afiliación real? ¿Un 15%? Demasiado me parece cuando la mayoría piensa que son sociedades clientelistas y cebadas con cargo a nuestros impuestos, privilegiadas por un sistema que les concede derechos de pernada a costa de cursos de formación y otras mandangas que les permiten comer en El Bulli y así. Me gustaría saber por qué seguimos votándoles en lugar de crear sindicatos profesionales que realmente conozcan las necesidades y los retos a los que se enfrentan empresarios y trabajadores, en un espacio en el que lo que se gestiona y se produce ya no es cuantificable en términos decimonónicos , que es como ellos siguen pensando.