Literatura sí, pero abierta a todos
Tribuna | Néstor Hernández Alonso
escritor
Estos últimos días he leído en lo medios de comunicación leoneses un montón de noticias referidas a la literatura, especialmente a la poesía, tan necesitada de una buena divulgación, circunstancia, que por su novedad, me ha llenado de satis facción. Por fin, las instituciones públicas por un lado y organismos y asociaciones privados por otro se han dado cuenta de la importancia de estas artes en la educación y pervivencia de los pueblos. Recitales en san Miguel de Escalada, en la comarca del Órbigo, en León, con presencia de poetas más o menos conocidos y valiosos, pero que suelen ser casi siempre los mismos. ¿Por qué? ¿Qué está pasando en León? Conocemos cómo se ha organizado en otras épocas el fenómeno literario: la importancia de pertenecer a un grupo o de contar con buenos amigos en este mundillo (hace muchos años se lo oí comentar a Torrente Ballester); sin embargo, en una provincia pequeña, como la nuestra, esto se nota demasiado y a la larga puede empobrecer el ambiente cultural de la misma. Recuerdo el caso de un escritor que pasó del anonimato a la publicación de varios libros y a la obtención de diversos premios, no por razones literarias sino por su estrenada militancia en un partido, en ese momento gobernando en el país, en la comunidad y en el ayuntamiento.
Las instituciones deben fomentar la creación literaria, ayudar a los escritores, propiciar un ambiente favorable, sobre todo en tiempos difíciles para la publicación; pero a todos, y más a los mejores, sin mirar su carnet ni atender las voces, casi siempre estridentes, de grupos interesados, profesionales de las prebendas. Algo semejante le pedimos a la crítica, a la organización de concursos, de presentaciones, de conferencias-¦ Con frecuencia aparecen los mismos nombres haciendo crítica de poesía, de novela, de ensayo, de libros de viajes, de lo que haga falta. No me parece acertada esta dependencia, por lo que tenemos la obligación de luchar contra ella. Esta es la principal misión de estas reflexiones.
Los que de una forma u otra estamos interesados en el cultivo literario debemos denunciar aquello que no nos parece justo ni adecuado para el buen funcionamiento del mismo. Hay que impulsar, antes que nada, la buena literatura, huyendo de localismos, provincianismos, amiguismos, militancias políticas-¦ De esta manera no cerraremos el camino a nadie, fundamentalmente al escritor joven, ni daremos una versión parcial del pano rama literario leonés. León, por fortuna, cuenta con un numerosísimo grupo de literatos, en todos los géneros, luego, en consecuencia, busquemos acomodo para todos; la variedad enriquece, nunca debilita. Huyamos de los grupos cerrados, de los que merodean interesadamente los círculos de poder, de los que creen que únicamente vale lo suyo, de los que organizan ferias del libro sin conocer quién ha publicado el último año, etc. En conclusión, apoyos, sí, impulsos, ayudas, sí, pero sin prejuicios ni desviaciones. En la literatura caben todos y sólo el tiempo, juez implacable y justo, dirá quién ha conseguido más meritos; mientras tanto, no excluyamos a nadie, sino que intentemos encontrar un lugar grato para todos y así estaremos colaborando con una mayor extensión del fenómeno literario en nuestra provincia y, tal vez, en la búsqueda de metas más ambiciosas.
Si he escrito este artículo -”es probable que algunos no lo entiendan bien-” lo he hecho desde el convencimiento de que esta situación está perjudicando seriamente el futuro de la creación literaria en León. ¿Qué debemos decir a un joven inquieto, con el deseo de dedicarse a la escritura? Debes leer mucho y escribir poco o antes que nada búscate un grupo de presión y el favor de los poderes de turno. ¿No os parece preocupante?