La opinión del lector
La sinceridad y la ética médica se penalizan en León
Cuando en la práctica médica ocurre un desgraciado accidente (suceso eventual del que involuntariamente resulta daño), caben dos actitudes: ocultarlo o comunicarlo.
Hace 5 años (octubre del 2005) ocurrió un hecho de estas características. Paciente con un linfoma (cáncer de los ganglios) muy agresivo que además infiltraba los huesos y en un estadio posterior afectaría al cerebro. Recibía quimioterapia intravenosa y quimioterapia intratecal (dentro de la médula espinal para que llegara al cerebro). Por un desgraciado accidente (la enfermera da al médico la jeringuilla equivocada), se inyecta 0,1ml en la médula espinal de un medicamento que se debe administrar en vena. Este medicamento puede producir alteraciones neurológicas progresivas. En varios casos descritos en todo el mundo por esta misma causa, los síntomas neurológicos fueron inmediatos, ningún paciente vivió más de 21 días y la mayoría fallecieron a las 48 horas. En nuestro caso, el médico comunicó inmediatamente el hecho a la Dirección del centro y a otros servicios así como a la familia (que agradeció nuestra sinceridad). Se comenzó inmediatamente a «lavar» el medicamento de la médula espinal y a tomar todas la medidas pertinentes.
Los síntomas neurológicos comenzaron a los 15 días y la muerte fue a los 3 meses (este «retraso» de la muerte por ese medicamento es excepcional y no ha sido descrito en el mundo hasta la fecha).
Conclusión, era muy fácil ocultar el hecho y achacar los síntomas al propio cáncer. Porque la infiltración en el cerebro por este tipo de cánceres, tiene los mismos síntomas y la misma consecuencia de muerte que los producidos por la medicación antedicha. Pero la sinceridad y la ética de nuestro compañero no le permitieron dudar ni un momento y lo comunicó de inmediato, porque jamás ha pensado en él y sólo en el bien del paciente. El «Diario Médico» del 17 de junio del 2010, señala que sólo el 40% de los médicos comunican su error a los pacientes. Nosotros, hasta ahora, nunca hemos ocultado nada.
En un artículo de la Organización Mundial de la Salud, se muestra nuestro caso como ejemplo de que se deben comunicar los errores, puesto que salva muchas vidas en el futuro, ya que como consecuencia, se corrigen los posibles fallos del sistema. A raíz de nuestro caso 78 hospitales en España han cambiado sus formatos y etiquetados de los citostáticos. En la página 717 del Manual de Farmacia Hospitalaria se afirma: «crear una cultura de seguridad no punitiva que permita aprender de los errores. Para ello es preciso crear un ambiente profesional no punitivo que deseche la idea de culpabilidad y favorezca la comunicación de los errores que se producen, el análisis de sus causas y las estrategias necesarias para evitarlos». sic.
El Instituto para el Uso Seguro de los Medicamentos-España. Ministerio de Sanidad, señala: «Los errores de la medicación se producen por fallos en el proceso de utilización de los medicamentos y se deben analizar como errores del sistema. Nunca se deben considerar como errores humanos, pensando que la solución se limita a encontrar al individuo «culpable» del error. No se trata de buscar quién causó el error, sino analizar qué circunstancias motivaron el error» (sic).
La familia reclamó una indemnización de 300.000 euros (el doble de lo establecido por ley en estos casos), porque ellos además de cónyuge e hijos también incluían a otros familiares, hermanos etc. porque habían sufrido mucho. Se les concedió solo la cantidad establecida por ley. Al no estar de acuerdo con el dinero (siempre el dinero), denunciaron por lo penal al médico y a la enfermera junto con la reclamación de los 300.000 euros, 6 meses después del fallecimiento.
La justicia de León ha condenado la sinceridad y la ética de un gran médico a cesar en su actividad profesional y a nosotros al desánimo más absoluto. Espero que no conceda además el exceso de dinero para hermanos y demás familia ya que solo el dinero fue el motivo de esta vergonzosa denuncia. Me da sonrojo y me preocupan estos comportamientos y estas decisiones que perjudicarán a futuros pacientes. Todos ustedes tendrán que pasar por uno o varios médicos, porque todos morimos.
Mientras los jueces-as no se documenten y no comprendan que comunicar errores y accidentes desgraciados salva muchas vidas futuras como en este caso, mi pregunta es ¿Comunicaremos estos hechos que son tan fáciles de ocultar? Sean sinceros, ¿Ustedes que harían? Me gustaría saberlo.
En estos tiempos de pérdida de valores, de mentiras, de avaricia, de corrupción, es un privilegio haber tenido a un hombre íntegro y gran profesional como compañero. Te queremos y apoyamos amigo.
Mª. Jesús Moro Sánchez. Jefa del Servicio de Hematología y Hemoterapia. Hospital de León
Las dos Españas
Lo que ocurrió hace unos días es un acontecimiento histórico, España campeona del mundo en el deporte rey por excelencia. He visto gran cantidad de gente que salió a la calle para festejarlo, la hermandad entre unos y otros y la no existencia de rivalidad política ni deportiva nos demuestra que a los españoles sólo nos unen los acontecimientos deportivos de éxito como lo hizo la Roja, pues ya no me sorprende que los políticos tanto unos como otros dijeran que son como la Roja cuando realmente, con todos mis respetos, la única que se llevo ese título fue doña Dolores «La Pasionaria».
Aparte del sueño futbolístico, España está dividida, la política existente es la que ha hecho esta división, unos por pensamientos en el pasado, otros por no mejorar el presente y los otros por querer mejorar «su» futuro. Pienso que hay razones muy importantes por las que estar unidos y sería bueno olvidar aunque duela porque el rencor no ayuda a una persona herida y en los momentos difíciles no se debería mirar atrás, porque si pensamos demasiado en el pasado e ignoramos el presente el futuro nos pasara factura. Para establecer esa unidad debería de desaparecer la ansiedad de poder de algunos y el aferramiento de otros, por último a ver si se convierte en realidad el sueño de la admirada Cecilia cuando cantaba aquello de «España camisa blanca de mi esperanza».
Antonio Arias. toreno
Una brigada «anticaca», por favor
Ahora que está tan de moda crear brigadas policiales «pret a porter», echo en falta una brigada anticacas perrunas. O antidueños insociales. ¿Pero no saben llevar los canes a otro lado? Los jardines y las aceras no es el sitio.
J. Gutiérrez. león