A por todas
Al margen | victoria lafora
C uando todavía los partidos serios debaten en el Congreso propuestas, y las rechazan, sobre la recuperación de lo perdido por el Estatuto, llega Laporta y propone declarar la independencia por las bravas. Aprovechando la ola del malestar justificado de la ciudadanía catalana y su popularidad como ex presidente del Barcelona pretende encabezar una coalición de partidos nacionalistas que declaren la independencia de Cataluña en el Parlament con el loable propósito de que así todos serán más ricos.
Para semejante viaje sideral pretende contar con CiU, a quien todos los sondeos dan como ganadora de los próximos comicios, ICV y ERC. Como parece que tiene prisa, les propone realizar la proclamación al día siguiente de las elecciones de otoño. Hombre seguro de sí mismo, Joan Laporta se ha mostrado esperanzado en conseguir la unidad. Para ello, y para evitar roces, ha dejado claro que no luchará por encabezar la candidatura unitaria. O sea, podría dejar el puesto a Artur Mas, por poner un ejemplo. De momento, no sintiéndose aludidos por esta muestra de generosidad, las formaciones citadas han dado la callada por respuesta. Aún así, el ex presidente del Barcelona no renuncia a sus planes y se presentará a las elecciones junto con «Reagrupament», una escisión de ERC.
Joan Laporta y sus colegas se remontaron a la historia de Cataluña para reivindicar el derecho a la independencia, citó una candidatura unitaria nada menos que de 1907 que se creó para enfrentarse a ataques militares contra publicaciones satíricas catalanas y comparó estos ataques con lo ocurrido con el Estatut en el Constitucional. A parte de las innumerables ventajas fiscales que se obtendrían con su drástica propuesta, no mencionó, esta vez, la posibilidad de ser una nación más de la UE. Quizá tema que alguien le pueda contestar que, en caso de independizarse de España, tendrían que ponerse a la cola detrás de Turquía.