Diario de León

Zapatero: un paisano en lo más alto

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Tribuna | José Giménez Martín

Senador socialista. (Ocupó la secretaría de organización del psoe en león cuando zapatero dirigía el partido en león)

Esta semana cumplimos diez años desde el célebre 35 Congreso del PSOE en el que una delegación de quince socialistas leoneses, encabezados por José Luis Rodríguez Zapatero, acudimos a Madrid en representación del partido provincial tras un Congreso en el que competimos dos listas, que a su vez fue el escenario elegido por Zapatero para hacer pública su candidatura a la Secretaria General en competencia con José Bono, Matilde Fernández y Rosa Díez. La ilusión por conseguir la meta y el orgullo de acompañar a un «paisano» en esa tarea era todo nuestro equipaje. Atrás quedaba un intenso trabajo en el proceso de la toma de decisión a presentarse que Zapatero sondeó más allá de León y que consultó con algunas personas próximas entre las que me encontraba.

Por la posición privilegiada que yo tenía como Secretario de Organización, tuve la ocasión y la suerte de vivir la intensidad del momento, de conocer de primera mano cada paso que ha entrado a formar parte de nuestra Historia, la constitución de «Nueva Vía» y las personas que apostaban por el proyecto y de colaborar con sus principales representantes en tareas de coordinación entre estos y Zapatero. Solamente tener el don de la ubicuidad me hubiera permitido llegar a más intensidad de emociones y de ilusiones, pero Zapatero a mí me encomendó la responsabilidad y la confianza de dirigir el partido en León, -para poder concentrarse él en el Congreso Federal-, y preparamos el Congreso Provincial que se resolvió con gran éxito con la elección de todos los delegados de la lista que él encabezaba.

Son muchas las anécdotas, algunas ya publicadas. La ilusión que transmitíamos era tan contagiosa que hasta la agencia a la que le encargué la reserva de habitaciones, en el cheque correspondiente a Zapatero llevaba un mensaje: «Zapatero for president»; fue toda una premonición. Cuando José Luis Rodríguez Zapatero fue elegido Secretario General del Partido Socialista, supe que acabaría siendo presidente.

Durante los años que trabajamos juntos, codo con codo, en la dirección del Partido Socialista de León, descubrí su pasión por la política, su incansable tenacidad para conseguir lo que pretende, su profunda honestidad y honradez, sus profundas y firmes convicciones aunque no inamovibles, su permanente dedicación al trabajo, su optimismo, su valentía, lo que le ha permitido siempre superarse a sí mismo y superar todos los obstáculos a lo largo de su carrera política. Nunca me olvidaré de la cara de Rubalcaba cuando me escuchaba hablar por teléfono con Radio León tras el discurso de Zapatero en el que yo aseguraba que ganaba seguro.

Primera etapa, Ferraz

Llegó a la Secretaría General en momentos difíciles. El Partido Popular ganaba las elecciones por mayoría absoluta y se acababa de producir la dimisión de su antecesor en la Secretaría General, Joaquín Almunia. Supo transmitir confianza y esperanza en los momentos más duros hasta conseguir que los socialistas gobernáramo s de nuevo. Lo hizo desde el respeto al adversario, el juego limpio y la voluntad de acuerdo, porque para él la política es una suma de esfuerzos en beneficio de todos. Su crítica nunca es destructiva porque concibe el poder como un instrumento para transformar, para mejorar la sociedad en que vivimos, un instrumento al servicios de los ciudadanos que son quienes, con sus votos, nos «autorizan» a ejercerlo.

Zapatero presidente

Recuerdo que hablé con ZP el 11-M y constaté lo consternado que estaba y también hablé varias veces el día de las votaciones antes de conocer el resultado y recuerdo el aplomo que tenía. Diez años de nuestras vidas han pasado muy rápido, han cambiado muchas cosas para mejor, España ha avanzado considerablemente, estamos en el G-20; nuestro reconocimiento internacional no sólo es el deportivo, sino en la política, en nuestra capacidad investigadora, en nuestras empresas. Zapatero se ha dejado la piel, y por tanto ha cumplido su papel histórico con nota muy alta tanto como Secretario General como en su papel más relevante como presidente. Tal vez, en los tiempos difíciles que hoy padecemos, y ante la soledad de algunas decisiones que debe adoptar desde su responsabilidad como presidente, ante la crisis económica más dura que ha tenido España en las últimas décadas, será bueno recordar que sus decisiones en materia de políticas sociales, a favor de los más débiles y a favor de los trabajadores, de los parados, de los autónomos, fueron las más importantes de la etapa democrática.

Estuve con él la mañana del Consejo de Ministros de León repasando las cosas que nos afectaban y que iban a aprobar poco después. Con él como presidente las pensiones mínimas y el salario mínimo interprofesional se incrementaron en porcentajes desconocidos en legislaturas anteriores. El superávit económico lo gestionó en beneficio de los ciudadanos con mayores dificultades: jóvenes, pensionistas discapacitados y trabajadores con menores ingresos; amplió los derechos ciudadanos e introdujo importantes medidas a favor de la igualdad efectiva entre hombres y mujeres. Hoy, que la crisis económica exige tomar medidas muy difíciles de adoptar para cualquier líder europeo, tener un presidente como Zapatero nos garantiza que las decisiones adoptadas no van más allá de lo estrictamente necesario y de las exigencias de nuestra integración en Europa.

Empezando un nuevo camino

Esta semana me dirigí a nuestra secretaria de Organización Leire Pajín, para interesarme sobre la forma en que íbamos a celebrar este décimo aniversario. Me lo explicó y me invitó. La reflexión que yo hacía es que era poco, el aniversario en mi opinión debía ser muchísimo más amplio en correspondencia al significado que tuvo para el socialismo español y sobre todo para la sociedad española sólo cuatro años después. Han pasado diez años y con la ya próxima salida de la crisis hay que innovarse, adaptarse a los nuevos tiempos; los cambios están en marcha pero hay que desarrollarlos durante un largo periodo de tiempo. Aunque sé que es un esfuerzo poco justo pedirle que continúe, Zapatero debe seguir, liderar los cambios, continuar los ajustes. Es necesario, imprescindible, dejamos atrás una época, pero queda mucho por hacer: sigue habiendo desigualdades entre territorios, entre provincias, entre municipios, entre localidades del mismo municipio, entre el campo y la ciudad y por supuesto entre unas personas y otras. Es necesario superar las dos Españas que resucitó Aznar. El partido necesita romper muros, salir del aislamiento, frenar la inercia hacia el estado catatónico en la que se sitúa el partido cuando gobernamos. Hay que recuperar la calle, la ilusión de la gente de bien. Este trabajo cualitativo es de todos los socialistas, de los que gobiernan, de los dirigentes, de los militantes y de los votantes.

Desde el afecto como amigo, la admiración por su figura política y el agradecimiento por haberme invitado a participar en política junto a él los últimos dieciocho años, no puedo menos que felicitarle por su décimo aniversario. Zapatero lleva a León en su corazón. Tal vez los leoneses no hayamos sido del todo conscientes de que tenemos a nuestro mejor embajador en la Presidencia del Gobierno. Su afecto y gratitud hacia los leoneses los ha llevado consigo a lo largo de toda su vida política. Todos los que le conocemos desde hace años, y los que lo han hecho en épocas más recientes, pueden dar fe de que siempre hace gala de un orgullo leonés le hace hablar de esta tierra con auténti ca pasión. Cuando llegó a la Secr etaría General d el Partido Socialista y cuando ocupó la Presidencia del Gobierno, lo hizo uno de los mejores-¦ uno de los nuestros-¦ un leonés.

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