LETRA PEQUEÑA
La jungla
Las cifras son impresionantes: 1.118 personas están en la cárcel por delitos de tráfico -los más comunes son la conducción sin carné, bajo los efectos del alcohol o las drogas y la conducción temeraria. Si se piensa que la vigilancia que se ejerce es muy aleatoria -no hay controles sistemáticos- y que por lo tanto sólo ha sido detectada una parte de los grandes infractores, habrá que llegar a la conclusión de que nuestras carreteras son una jungla llena de desaprensivos. Gracias a estas medidas, se ha reducido a menos de la mitad el número de víctimas mortales. Bien, pero hay un detalle importante: la gravedad de las sanciones obliga a una depuración de las normas. La señalización sigue siendo defectuosa, algunos límites de velocidad son anacronismos y el estado de ciertas vías no se acomoda al rigor que se impone.