Diario de León
Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

Al margen | J. I. Wert

La tribuna de invitados del Parlamento de Cataluña, abarrotada de antitaurinos de vario pelaje, prorrumpe en una atronadora ovación. Benach, el presidente de la Cámara, sonríe beatífico y ruega un poco de orden sin que sus ojos oculten la complicidad con los aplaudidores que violan el artículo 186 del Reglamento del Parlamento. En vano. Pero se entiende. ¿Cómo parar mientes en tiquismiquis legalistas ante un paso en la Historia de la Humanidad como el dado por 68 votos (32 de CiU, 21 de ERC, 12 de IC-V, y tres socialistas) que erradica las corridas de toros en Cataluña? Emociones así sólo se viven una vez en la vida.

Es posible que el primer motor de la Iniciativa Legislativa Popular aprobada por el Parlamento sea una sensibilidad hacia la llamada tortura a los toros, que respeto absolutamente, pero que no comparto en absoluto. Creo que la vida de un toro de lidia es envidiable si se compara, por ejemplo, con la de sus congéneres domésticos. A cambio de 15 minutos agónicos el toro vive siempre en libertad, cuando el buey de carne vive estabulado; el toro se alimenta solo de hierba, lo que más le gusta, frente al buey, que debe conformarse con pienso; el toro vive entero y no castrado como el buey. Pero reconozco que no soy toro de lidia (ni, por otra parte, buey de carne) y no estoy en condiciones de hacer el «trade-off» entre una y otra vida, una y otra muerte. Ahora bien, de lo que no tengo la menor duda es de que el impulso político que arrastra a los diputados del «no» tiene que ver con los llamados derechos de los animales lo que con el arroz con leche.. La prohibición de los toros en Cataluña es pura política de desidentificación. No basta con afirmar la identidad cultural propia, no llega con la sardana, los castellers o los caganers. No. Es preciso desterrar todo lo que resuene a patrimonio simbólico y cultural compartido: la Fiesta Nacional, Paquito el Chocolatero, y otras adherencias cutres de la bárbara España. El que no lo quiera ver, como Zapatero, y se trague la milonga animalista, allá él. Pero esto va de lo que va. De «Adéu Espanya», mayormente. Y, si no, al tiempo

tracking