Otros mundos
El rincón | manuel alcántara
S in que sea necesario cambiar de residencia nos hemos metido en un mundo que ya no es el nuestro, entendiendo por nuestro el de la mocedad y la estirable madurez, que según algunos también es un divino tesoro. El legendario delantero centro del Real Madrid, Raúl, que era no solo un jugador, sino un emblema del club, se ha vestido de azul, con unos reprobables calcetines a rayas horizontales. Son los colores de su nuevo equipo, el Schalke 04. ¿Qué necesidad tenía de descolocar los cromos de los álbumes infantiles? Desde luego, no era económica. También Fidel Castro ha reaparecido con otro atuendo. El guerrillero de Sierra Maestra, que nos cayó muy bien a todos cuando se reveló contra el sargento Batista, que tenía un orinal de oro y se meaba en su pueblo, se ha quitado el chándal. Parece que el dictador cubano se ha repuesto de su enfermedad, que no es otra que la acumulación de calendarios, pero no era imprescindible ponerse una camisa a cuadros, de esas que adquieren sus compatriotas exiliados en Miami. Quizá sea verdad que hay otros mundos, pero están en éste. Lo que ocurre es que cambian tan rápidamente que hay contemporáneos que se nos han vuelto antepasados en vida. La aceleración del tiempo histórico ha disminuido la nostalgia, pero como compensación de ese sentimiento inevitablemente melancólico, nos ha acercado el futuro, que ya es hoy o mañana por la tarde a más tardar. El presidente reiterado del Real Madrid, Florentino Pérez, que ha dejado que se vaya Raúl, no quiere que se le vaya el negocio televisivo de la retransmisión de los partidos de fútbol. Necesita a Asia, que es un mercado floreciente, y estudia la malhadada idea de que los partidos se retransmitan a las tres de tarde. Un descalabre. Toda la vida he trabajado para ganarme el pan y el aperitivo y ahora, al final, me quieren alte rar el horario. Lo que era mi mundo está dejando de pertenecerme, en el supuesto de que fuera mío.