Diario de León
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Tribuna | Máximo Soto Calvo

Miembro de la Asociación Pro Identidad Leonesa

Cuando estaba en ciernes la Asociación de Pendones del Reino de León, un largo lustro se ha cumplido, muchos dudábamos que saliera adelante y con buen pie, a pesar del empuje animoso de los primeros proponen tes, dada la reservona capacidad de los leoneses para asociarnos.

La Asociación está felizmente operativa, yendo a más cada día, y conducida con buena mano; pero esto, con ser una excelente noticia, no es lo que hoy nos trae aquí. Conviene destacar que el movimiento asociativo que gira en torno a estas grandes enseñas leonesas, es netamente popular, huyendo de la contaminación política, nace en el seno de los pueblos que nunca la han dejado dormir en el arca de los recuerdos, y buscan asentar así su futuro identitario. Ésta es mi sincera percepción.

Al son «repiqueteado» de: «las campanas y el pendón del pueblo son», conscientes de que su movimiento asociacionista viene a reforzar la parcela de la personalidad de cada una de ellas, su conjunto supone un claro grito de reivindicación de un Pueblo, el Leonés, hoy, ante demasiada pasividad nuestra, silenciado cuando no vilipendiado con la cicatería de quienes, políticamente, deben defenderlo como tal.

Por voluntad propia están en primera línea, en la celebración del 1.100 aniversario del Reino de León. Reino al que, partiendo de sus concejos, en su conjunto se deben. Y gracias a los pendonistas, al grupo sin diferenciaciones, lo popular leonés, como seña externa leonesa que nos identifica, haciendo ondear sus adamascadas telas están ratificando que aquí está el pueblo queriendo celebrar orgulloso el feliz natalicio.

Para ello, este año 2010, han salido al «Camino», a la senda que hasta Santiago sigue el peregrino por tierras leonesas, y sin querer robar a éste protagonismo, enhiestas las altas varas, flameando los coloreados paños, engalanan la ruta en las etapas acordadas, y, paso a paso, mezclándose con los romeros, ponen la nota de color, en tanto el colectivo humano que los porta, añade el calor popular que la celebración requiere.

¡Que nadie nos robe protagonismo a los leoneses!, y mucho menos en nuestras propias celebraciones, queriendo sacarlas de contexto o diluirlas en otros intereses.

Quien haya asistido el martes día 30, a la reunión ante San Isidoro y ver 143 pendones aupados al unísono, para cumplir además, el record Guinness, que no trato de analizar aquí, habrá podido observar el fervor con el que cada pueblo, cada concejo, enarbola el suyo, lo mantiene vertical el pendonista, debidamente auxiliado, en cuya destreza hay algo más que habilidad personal, está presente, está acumulado, el anímico sostén del pueblo al que representa.

¿Podemos decir lo mismo de los políticos leoneses? ¡No!, es mi respuesta. Me resulta cada vez más molesto repetir lo mismo, pero no tengo más remedio. La falta de unión y la ausencia de criterio para elaborar un programa netamente leonés para el 1.100 aniversario han sido clamorosas, y han dejado hacer a la Junta autonómica.

Ésa a la que ellos permiten que nos cuente lo del «mapa autonómico cerrado», cuando se está hablando de modificaciones en la Constitución sin más obstáculo que el acuerdo político, es todo un insulto a la inteligencia democrática de los leoneses. Y no me vale que digan que no hay dinero. Lo que falta es voluntad. ¿Acaso olvidan que el dinero autonómico también es nuestro?

La Diputación por un lado, enganchándose a lo que la Junta propone para el aniversario, sin fundamento provincial leonés, dejándose llevar, centrándose en la Ruta Jacobea por ejemplo.

Y el Ayuntamiento de la capital, a la otra mano política, participando en lo que toca, para nada ha propiciado un encuentro del que todos huyen verdaderamente; están muy distantes, pero mucho, del sentir popular que vemos izado con los pendones.

¿Así como iban a elaborar un programa para el que luego se habría de exigir, repito, exigir, el dinero pertinente a la autonomía que nos atenaza?

Un desliz cometido por Paula Vidal y C. Cadavieco, en sus comentarios del acto, bajo el título: «León al cielo de los records», tan sólo me preocupa, mientras sea nada más que eso, un desliz. Cuando citan a los pendones de Zamora y dicen: «El adorno floral obligatorio en los pendones zamoranos y el blanco son las diferencias respecto a los leoneses». ¿Qué pasa, los zamoranos no son leoneses? Es pregunta obligada.

Acudieron a la cita los pendones leoneses de Zamora, en la que fue capital del Reino, invitados por la Asociación de Pendones del Reino de León siempre buscando la mayor y mejor participación. Chocó emotivamente, al espectador no avisado, ver entrar el blanco límpido de los Viriatos de Zamora en la plaza de San Isidoro, por derecho propio, a mayor esplendor popular leonés de la celebración del 1.100 aniversario.

Y es digno de destacar que, su estreno hoy aquí, ha sido un éxito popular; y se han marchado ilusionados los componentes de las ocho hermandades zamoranas propietarias de ello s, sintiéndose integrados ya en la Asociación que hace honor así un poco más a su nominación como: Pendones del Reino de León.

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