Con viento fresco
De primos y primarias
josé A. Balboa de PAZ
La crisis lo trastoca todo: en solidaridad con parados y mileuristas, el gobierno anula las vacaciones o las reduce; por eso, las trifulcas que esperábamos para el otoño caliente se adelantan al ferragosto. Las más temidas por los partidos no son la anunciada huelga general, ni las dificultades financieras y económicas de bancos, empresas y sufridos ciudadanos, ni siquiera las amenazas nacionalistas por la sentencia del Estatut. No, las trifulcas y miedos en los partidos son las listas, el lograr completarlas para éstos o encaramarse a un puesto de salida para los políticos. Unos y otros se juegan mucho: poder, dinero y buena vida. En todos los partidos cuecen habas, incluido el PP que parece que lo tiene más fácil porque los sondeos le son más favorables. Piénsese en Camps o Álvarez Cascos, discutidos como candidatos por los suyos. Respecto a este último leía la semana pasada en La Voz de Avilés un artículo de apoyo de una diputada, con el expresivo título de Manifiesto de Valencia de Don Juan , así llamado pues la ofensiva de los seguidores de Cascos parece haberse iniciado en la fiesta asturiana -"Día del Bollu-", celebrada el pasado 1 de agosto en la localidad leonesa, este año en honor del ex ministro de Fomento.
Más grave lo tiene el PSOE, al que las encuestas auguran resultados poco favorables en todas las elecciones que se anuncian. Quizá por ello, Rodríguez Zapatero busca en Madrid lo que ya no puede lograr en otros lugares, con candidatos de supuestos prestigio social y cartel electoral: Jaime Lissavetzky para la alcaldía y Trinidad Jiménez para el gobierno de la comunidad. Mientras que el primero, aureolado por los triunfos deportivos, no parece despertar resistencias, no ocurre lo mismo con la comunidad, pues el secretario de los socialistas madrileños, Tomás Gómez, se ha enfrentado a Zapatero para competir por ella frente a Esperanza Aguirre. No ha sido posible convencerlo, y como en la fábula de la zorra y las uvas, Zapatero se agarra a lo de las primarias.
Lo de las primarias fue una loable iniciativa del PSOE para democratizar un partido amuermado ideológicamente, pero como todo el mundo sabe acabó en fiasco. No era más que una pantomima que no salió bien. Las direcciones de los partidos deben guardarse de propiciar aires de democracia pues a veces terminan en aires de fronda. La Fronde no surgió por la fortaleza del absolutismo francés, sino porque la nobleza, entre razones, creyó que la monarquía estaba en un momento de suma debilidad. Esto es lo que detectan también muchos en Zapatero y se le suben a las barbas.
No dejan de tener razón esos curritos, pues al fin y al cabo, Tomás Gómez, como Fernando de la Torre en Ponferrada, otra asignatura pendiente, como Madrid, del socialismo leonés, son los que han hecho el trabajo sucio durante años. La noticia de que Fernando y sus actuales compañeros de corporación serán preteridos frente al arquitecto Samuel Folgueral y un nuevo equipo ha debido ser un jarro de agua fría para ellos. Los débiles apoyos del secretario local al grupo de concejales se trastocaron a los pocos días para admitir la bondad del nuevo candidato.
Los ayuntamientos se ganan con dinero y proyectos, sobre todo con dinero que pueda materializarse en proyectos, cosa que en estos momentos en Ponferrada está complicado, porque ya se han agotado la mayoría de los posibles recursos: endeudamiento, privatización de servicios, recalificación de suelo, etc. El PP, tanto con Ismael Álvarez como con Carlos López Riesco, ha tenido un proyecto de ciudad que, aunque discutido por algunos, se ha materializado en una modernización visible de Ponferrada. El PSOE ha carecido de ese modelo de ciudad y su política, en los últimos años, sólo ha sido una protesta estéril y airada, a remolque de las iniciativas de los populares. Quizá un arquitecto como Samuel Folgueral sí tenga por fin un nuevo modelo de ciudad, aunque está por ver. Ahora sólo necesita el dinero y que sus proyectos sean creíbles para los electores.