Miguelín, la estrella invitada

El rincón | manuel alcántara

Por fin hemos encontrado un representante adecuado: se llama Miguelín y va a comparecer en la Expo de Shanghai, no sin quitarle sitio a otros. El bebé gigante quizá sea la más certera expresión del infantilismo nacional, pero da gusto verlo. Es lo que nuestra tía Matilde (cada uno tenemos una) hubiera llamado un niño hermoso. a única contradicción es que aparenta más edad y pesa más que sus compañeros de promoción. No le sirve, por lo tanto, la genérica disculpa que el gran César Vallejo, que estuvo peor alimentado en su dura infancia, estableció para todos: que hay un certificado que prueba que nacieron mu pequeñitos. iguelín nació siendo un grandullón y el jefe del Ejecutivo español ha visitado la Expo de Shanghai en calidad de madrina. Compró al país y a su acogedor territorio con el tamaño del gran bebé articulado, que por cierto tiene una cara de tonto importante, prometedora de un gran despliegue cuando sea mayor y pueda desarrollar sus innatas cualidades. El Pabellón de España en Shanghai no sé si quedará muy alto, pero tenemos que prever que quede muy ancho, para que quepa el llamado Miguelín. Por si acaso, nuestro presidente, Zapatero, se ha llevado al pabellón el trofeo ganado legítimamente por la selección española de fútbol en Sudáfrica. Al parecer hay colas interminables, que como todas las colas se terminarán cuando las tiendas cierren. Hay que exhibir lo que se tiene, pero cuando no hay nada o muy poco que presentar, lo más inteligente es mostrar lo que no se tiene. ¿Cómo reprocharle al presidente del Gobierno que aspire a negociar en China en el tema de las telecomunicaciones, infraestructuras y energías renovables? El rollizo Miguelín se ha convertido en nuestra estrella invitada. Menos mal que no hay que darle de comer. En caso contrario no cabríamos en nuestra satisfacción